Extremadura conserva una gran tradición taurina. Como muestra, basta con acercarse a alguna de las numerosas construcciones que perviven hoy en día a lo largo y ancho de la comunidad, algunos desde hace más de siete siglos. Es el caso del coso de Puebla de Sancho Pérez, en Badajoz, considerado el primer vestigio de la afición extremeña por el mundo del toreo. Construida en el siglo XIV, en piedra, se encuentra situada anexa a la ermita de Nuestra Señora de Belén. Según el escritor y aficionado taurino Vicente García Estop se trata de la plaza más antigua de España.

Por su singularidad, esta podría estar entre las elegidas para un ambicioso plan que está preparando el Gobierno regional para poner en valor las plazas de toros más emblemáticas de la región. Se trata de un proyecto de conservación, restauración y promoción, enmarcado en el Plan Regional de Promoción y Difusión del Toro, dado a conocer por el presidente extremeño, José Antonio Monago, durante el pasado debate sobre el estado de la región.

El encargado de su impulso, es el coordinador general de la Presidencia y Relaciones Institucionales de la Junta, Juan Parejo, que está iniciando contactos con los ayuntamientos de las localidades que resultarán elegidas para su puesta en marcha, así como con empresas y asociaciones taurinas, que están aportando su granito de arena a la prometedora iniciativa.

Aún no se conocen los nombres de los emblemáticos ruedos que se beneficiarán de este plan, pero este diario repasa algunas de los más singulares, que podrían ser elegidos. Además de la de Puebla de Sancho Pérez, la localidad pacense de La Parra conserva otro coso con gran historia. Es también de las plazas más antiguas de Extremadura y de España. Data del siglo XVI, y está realizada en piedra. A pesar de su antiguedad, sigue en activo, celebrando año tras año novilladas y demás eventos taurinos de las fiestas de la localidad, que se celebran en agosto. Se encuentra adosada a la ermita de San Juan, a las afueras del municipio. Tras la Guerra Civil, el alcalde de la época, ordenó quemar algunos documentos entre los que se encontraban la propia historia de su plaza de toros y del fuero del Ducado de Feria.

En la misma provincia, en Badajoz, se encuentra otra joya taurina. Fregenal de la Sierra reúne las condiciones idóneas para que su plaza se convierta en una de las emblemáticas. Con una antigüedad de más de 200 años, se encuentra emplazada en el patio del Castillo de los Templarios. La fortaleza data de la época del Rey Sancho IV (siglo XIII) y fue construida a petición popular.

Con el paso del tiempo, la Iglesia de Santa María y la plaza del Mercado de Abastos terminarían quedando anexionadas. Este recinto data de 1785, con unas 4.000 localidades iniciales, que más tarde se ampliaron en 800 más en 1904. La plaza, de tercera categoría, tiene una medida de 41 metros de diámetro.

Singularidad que adapta al espacio irregular del emplazamiento, pues es de planta pentagonal, y cumple las medidas para la celebración de todo tipo de espectáculos.

En Almendralejo también se puede encontrar otra de las plazas emblemáticas de la región. Diseñada por los arquitectos locales, Pedrera y Tinoco, se construyó en 1843. El ruedo llega a los 42,55 metros de diámetro. Ubicada en la parte posterior de la ermita de la Nuestra Señora de la Piedad, tiene 95 palcos y un aforo superior a 8.000 personas tras su reforma en 1912. Aprovecha bajo el tendido, un espacio habilitado para una bodega, "única y exclusiva en todo el país", reconoce el concejal de Asuntos Taurinos de la localidad, Francisco Lallave.

En la capital cacereña también se encuentran plazas con tradición y solera. Inaugurada en 1846, el coso de la ciudad de Cáceres alcanza la segunda categoría, con 45 metros de diámetro y un aforo para 7.000 personas. Volviendo a Badajoz, una de las plazas más importantes de la región y que en la actualidad se encuentra entre las que más destacan del inicio de la temporada taurina, es la de Olivenza. Emblemática. Su construcción fue autorizada por Isabel II en 1857 y se inauguró en 1868 con la celebración de grandes festejos, que todavía hoy siguen poniendo a la localidad en el escalafón taurino. Fue remodelada en 1991, dándole el aspecto actual. Desde marzo de hace 23 años se vienen celebrando sus principales festejos, que inician la temporada taurina y a los que acuden algunos de los más importantes diestros del panorama actual, una particularidad más que atrae cada años a cientos de espectadores y aficionados taurinos. Su aforo es de aproximadamente 5600 personas. Es de segunda categoría. Desde su construcción, la gestión de la plaza se constituyó como sociedad anónima y de propiedad privada, con emisión de acciones.

A unos 35 kilómetros de distancia, se encuentra la plaza de Barcarrota, levantada en 1859. Se encuentra emplazada en el patio de armas del Castillo de las Siete Torres de la localidad, una antigua fortaleza medieval, que sin duda, aporta más encanto a este coso. De tercera categoría, tiene un aforo para unos 6.000 espectadores. La plaza de toros de Fuente del Maestre es otro emblema de la región. Está situada en lo que fue uno de los patios del antiguo cuartel de caballería del siglo XVIII. Fue inaugurada en 1828 y remodelada en el 2011. De tercera categoría, su aforo es de unos 2500 espectadores.

Digna de consideración es también la plaza de toros de Plasencia, diseñada por el arquitecto local Vicente Paredes Guillén y fechada en 1882. En sus orígenes fue construida por una pequeña sociedad creada entre varios placentinos, que incluso llegaron a emitir acciones por valor de 25 pesetas. En 1894 fue pasto de las llamas, y al estar construida en madera en su mayoría, quedó casi destruida. La sociedad que se había creado no pudo hacer frente a los cuantiosos gastos que suponía la reconstrucción de las partes afectadas y decidieron cederla al ayuntamiento, quien se hizo cargo y la remodeló, dándole el aspecto que tiene en la actualidad.

En el caso de Zafra, fue inaugurada en 1844. Su construcción fue incentivada con la finalidad de distraer a la población de la aflicción que causaba la enfermedad del cólera. Quedó prácticamente derruida en su mismo año de construcción y no se reformó hasta 1848. De tercera categoría, tiene dos pisos y puede cobijar a 5.000 personas.

Otra de las bellas y curiosas plazas de toros extremeñas se ubica en Valverde del Fresno, en el noroeste de Cáceres. Se inauguró en 1914 y en ella se celebraron múltiples eventos taurinos, pues por aquel entonces, Valverde era una ciudad con gran poder económico. Es una de las pocas plazas extremeñas realizadas en piedra. Tiene una capacidad para aproximadamente unas 2.000 personas y es de tercera categoría. Desde hace algunos años, la plaza ha pasado a propiedad privada y han dejado de celebrarse eventos taurinos.

Las categorías con las que se catalogan las plazas españolas, se encuentran reguladas bajo el Real Decreto número 145/1996, en las que podemos encontrar: antigüedad, tradición, tamaña y número de festejos anuales. También impone que, según la categoría recibida, los astados deben cumplir un peso mínimo y la plaza debe contar con ciertos sobreros y caballos. Por consiguiente, esto afecta al precio de las entradas y a la categoría de los profesionales que deben trabajar durante el evento.

Todas las plazas citadas podrían formar parte del plan de conservación y promoción del Gobierno extremeño cuyo fin es mejorar las expectativas del mundo taurino en la región, desde potenciar el uso de las dehesas y la cría del animal, hasta el fomento del turismo especializado. El Consejo Asesor de Asuntos Taurinos, ha calificado la iniciativa en marcha como fundamental y necesaria, como un camino para adaptar la regulación del sector y el desarrollo de festejos a las necesidades actuales. A esto se une una de las medidas más destacadas como es la puesta en marcha de difusión y promoción de festejos populares y tradiciones, que mejoren y aumenten el turismo taurino, con el consiguiente efecto para el empleo y la economía local. El arte y la historia, convertida en una nueva fuente de recursos.