Un mero trámite para unos y una prueba decisiva para otros. Llega la hora de ir a la universidad y aunque el grueso del trabajo ya está hecho, toca enfrentarse a Selectividad, la prueba definitiva que marcará el futuro de los más de 5.100 jóvenes extremeños que ayer comenzaron tres días frenéticos de exámenes. A las nueve de la mañana las doce sedes --en Cáceres, Badajoz, Mérida, Plasencia, Zafra y una Don Benito y Villanueva-- se llenaban de nervios, incertidumbre e inquietud entre los alumnos. Sensaciones que tras el primer examen, el de Lengua, quedaron diluidas.

"Me ha salido genial, ahora ya no estoy nada nerviosa", contaba ayer en la Facultad de Derecho, en Cáceres, Sara Manzano, que con su media de Bachillerato, un 9,2, espera no tener dificultades para acceder a Medicina, la carrera que tiene intención de estudiar el próximo curso. "Quiero irme a Badajoz, pero si no logro entrar me iré a cualquier otra facultad. Tengo claro lo que quiero". Tampoco tendrá muchos problemas Antonio Ballell. Ya ha hecho un buen trabajo. Tiene un 9,94 de media --falló en Matemáticas de 1º de Bachillerato--, y espera no bajarla para ingresar en Biología. En la Uex le bastaría con un cinco para cursar este grado, pero su aspiración es irse a la Universidad Autónoma de Madrid. "En los rankings aparece como la mejor". Este joven de 17 años no renuncia a su sueño, ser investigador. "Aunque ahora no haya dinero para la investigación voy a intentarlo y espero que esto pase pronto". También preocupan el recorte de Erasmus, de becas generales y las tasas. "Si quiere estudiar tiene que hacerlo en Cáceres de momento", comenta Josefina Pablo en el pasillo, mientras su hija María realizaba el segundo examen: Filosofía para unos e Historia para otros; o lo que es lo mismo Kant o Nietzsche y Manifiesto de Manzanares o Caciquismo y Oligarquía. Por la tarde tocó idiomas: inglés sobre todo, pero también hubo prueba de francés, portugués, italiano y alemán.

Esas fueron las opciones de una de las últimas pruebas de Selectividad antes de que la Lomce imponga la reválida. La reforma educativa traerá consigo un nuevo modelo de selección de los futuros universitarios, que puede ser más positivo, apuntan Antonio Serradilla y Joaquín Municio, profesores del Colegio San Antonio. "Los alumnos ahora tienen que ser buenos en todo y tener la máxima nota para poder ser médico por ejemplo. Antes la selección la hacía la propia facultad durante un año. Era un año duro pero eran pruebas más positivas", argumenta. Se refieren a que casi la totalidad de los alumnos supera la Selectividad. "Debería llamarse pasividad", ironiza.

Pero para estrenar la reválida habrá que esperar al menos tres años, apunta Javier Benítez, presidente del tribunal de Selectividad. "Los que ya están haciendo Bachillerato y probablemente los que lo empiecen este año seguirán con el modelo actual". Benítez destacó ayer la normalidad de la primera jornada, a excepción de una alumna a la que le fue retirado un examen en Villanueva por contravenir la prohibición de usar dispositivos electrónicos. Además de las doce sedes dispuestas, se autorizó ayer una especial, en el Hospital Infanta Cristina, para un alumno operado de apendicitis el domingo. Un vocal del tribunal, formado por docentes de secundaria y universidad, supervisa sus exámenes.