Un tren moderno y digno en la región

El Pacto por el Ferrocarril va mucho más allá de la alta velocidad. La reivindicación no solo se centra en que Extremadura tenga acceso a los trenes de última generación, sino a que todo el tendido férreo de la comunidad salga del abandono en el que se ha sumido a lo largo de los años, con tramos en los que los convoys no pueden superar los 30 kilómetros por hora a causa del deteriorado estado de las infraestructuras, y con trenes que tardan más de seis horas en trayectos que por carretera se reducen casi a la mitad. Junto a esto plantea además estudiar la posibilidad de recuperar la conexión con Astorga a través de la conexión ferroviaria de la Ruta de la Plata. La Junta de Extremadura se comprometió a llevar al Gobierno central las reivindicaciones del Pacto por el Ferrocarril --que unió a todos los grupos de la Asamblea, la patronal y los sindicatos-- y ya está en pie el nuevo Ejecutivo que debe ponerlas en marcha. El horizonte que se fijó para revertir la situación actual ponía el límite en 2019, lo que supone que al agotar esta legislatura ya debería haber un nuevo modelo de ferrocarril en la región.

Una estrategia de futuro en el sector

El nuevo ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, tiene por delante el reto de dar la vuelta a la política que ha hundido en la última legislatura al sector de las energías renovables. Los últimos años han sido difíciles para un sector que comenzó a despuntar en la región y para el que el consejero de Industria, José Luis Navarro, ya ha reclamado esta semana un Pacto de Estado que dé «seguridad» y «estabilidad» al sector y «margen de maniobra» a las comunidades autónomas, ahora «encorsetadas» en materia de renovables, por las interpretaciones que hace el Gobierno nacional y el Tribunal Constitucional.

En el cluster de la energía de Extremadura no ven con buenos ojos a Nadal, a quien responsabilizan de la política energética de Rajoy. Vicente Sánchez, responsabble del cluster, reclama «un modelo energético limpio y sostenible», «una auditoría que determine los verdaderos costes del sistema energético» y «una apuesta a corto, medio y largo plazo por las renovables, como está haciendo el resto del mundo».