Almendralejo. 1830. Los últimos años de un Fernando VII pródigo después de la crudeza con la Napoleón Bonaparte que le obligó al exilio, relega a la población a un legado conservador, estricto con los liberales y falto de carisma. Los intelectuales rebelan su actitud contraria, ansían libertad. En la localidad extremeña, los trazos políticos y sociales se perfilan como en el resto del país. El ilustre José de Espronceda, un ya reconocido escribano, sostiene en la localidad su afilado verso contra el régimen y a favor del derecho. Mientras, tras años sin descendencia, el monarca sostiene en sus brazos a Isabel II --una de sus dos hijas-- y con las voces contrarias de los que anhelan ver a su hermano Carlos como su sucesor, fallece. La revuelta está asegurada. Así, en medio de un contexto político inestable crecen los románticos.

Como si de una máquina del tiempo se tratara y aunque parezca difícil de creer, cualquiera que visite la localidad extremeña la primera semana de junio podrá regresar durante tres días a la época de las cinturas imposibles, los sombreros ostentosos y las mangas abultadas. El legado de Espronceda sirve como reclamo para que los almendralejenses regresen al siglo XIX y vistan la ciudad de gala histórica. La Ruta del romanticismo es solo una muestra de la inquietud cada vez creciente de recrear la historia de las localidades extremeñas con el afán de atraer al visitante. En ese sentido, el verano se convierte en la estación perfecta. De hecho, gran parte de las recreaciones históricas que se celebran en la región esperan a la época estival para servir de atractivo a los emigrados que regresan cada año a pasar unos meses para romper con la rutina de la gran ciudad o para los codiciados turistas de interior.

La Ruta del romanticismo abre junio y a partir de ahí un reguero de fiestas con la historia como estandarte recorren la región. La época romana de Emérita ludica invade Mérida, el Siglo de Oro llega a Zafra con De la luna al fuego y Hornachos celebra su Festival morisco . Julio deja paso al pasado templario de Jerez de los Caballeros y Burguillos del Cerro y al legado judío de Los conversos en Hervás. El último mes de verano se reserva la historia romana de Medina de las Torres, la Boda regia de Valencia de Alcántara, la