«El objetivo es que la enfermedad llegue a niveles ínfimos y se pueda montar un sistema de vigilancia sobre el ciclo salvaje y el ciclo doméstico de infección, para que en aquellos casos en los que salga una ganadería positiva se pueda actuar con rapidez y no volvamos a la situación actual». Son las palabras de Javier Hermoso de Mendoza Salcedo, que dirige el grupo de investigación especializado en la tuberculosis bovina, dentro del Departamento de Sanidad Animal en la facultad de Veterinaria de la Uex. Este grupo será el que coordine el primer proyecto piloto en marcha para comprobar sobre el terreno una batería de medidas que se han mostrado efectivas por separado para controlar la enfermedad, convertida desde hace tiempo en un problema para la ganadería y la actividad cinegética y en un quebradero de cabeza para la Junta.

En esencia, se actuará en seis fincas de distintos puntos de la región durante cuatro años a partir del próximo enero, cuando se espera que concluya el proceso de selección de los terrenos.

«Son fincas de propietarios comprometidos con el problema y dispuestos a poner todos los medios para aplicar las medidas que recomendemos», subraya el investigador. Entre ellas las habrá puramente ganaderas, otras cinegéticas, fincas en las que se hace aprovechamiento mixto y dos fincas de gestión pública, con el fin de que el abanico de estudio sea lo más amplio posible.

«Nos hubiera gustado comenzar antes de que se iniciara la temporada de caza», reflexiona Hermoso de Mendoza, porque de ese modo se podía actuar durante toda la campaña cinegética en especies como el jabalí o el ciervo. Pero todo se ha retrasando por la complejidad de coordinar las cuestiones económicas y administrativas que atañen a quienes respaldan el proyecto, la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, Políticas Rurales y del Territorio y la Universidad de Extremadura. El grupo de investigación de la Uex se encargará de la asesoría y del seguimiento de las medidas, que son todas las que se han desarrollado y se ha probado que funcionan en los convenios previos.

Junta y Uex colaboran desde el 2010 para actuar contra la tuberculosis y en el nuevo convenio se ha fijado un periodo de intervención de cuatro años (de 2016 a 2020), un amplio periodo con el que se pretende eliminar la incidencia que el factor ambiental podría tener en los resultados.

Mejorar la alimentación

Ahora se están ultimando las herramientas y esperan que a principios de año se pueda trabajar sobre el terreno. El elemento común en todas es que no se trata de atacar directamente a la enfermedad sino de evitar crear en las poblaciones animales afectadas las condiciones para que la tuberculosis se extienda.

Las medidas abarcan desde propuestas de bioseguridad --limitando las posibilidades de contagios directos e indirecto-- a otras nutricionales, como mejoras de pastos --controlándolos para que no haya excesivo pastoreo--, o correctores nutricionales que permitan a los animales salvajes «mejorar su sistema inmune, controlar la tuberculosis y transmitirla menos»; y en el caso de los domésticos «que mejore también su sistema inmunitario de manera que reaccionen mejor a las pruebas diagnósticas y sea más fácil limpiar de animales infectados las ganaderías positivas», dice el investigador. En estos últimos, además de la mejora nutricional, también se van a poner por ello en marcha planes sanitarios para vacunar contra enfermedades que debilitan el sistema inmune de los animales y allanan el camino de la tuberculosis.

«Ahora de lo que se trata es de que los propios sectores se convenzan de que las medidas funcionan, pero haciendo un seguimiento especial y controlando todos los parámetros para poder hacer al final incluso una valoración económica de los resultados obtenidos», señala el investigador sobre el nuevo convenio con la Junta en marcha. Y los resultados perseguidos no son otros que, si no erradicar la tuberculosis, al menos iniciar el camino de hacer desaparecer la enfermedad en las ganaderías y a la vez controlarla en las especies cinegéticas.

¿Pero cómo se puede controlar la enfermedad entre las especies cinegéticas que viven de forma salvaje en el campo? No es fácil y se requiere una combinación esencial: ajustar la carga de animales y poner después en marcha la batería de propuestas diseñadas por la Uex.

«El reflejo posterior de todo esto en las monterías --y lo que definirá el éxito del proyecto piloto-- debe ser que baje el número de casos de tuberculosis y que las características de la enfermedad hayan cambiado, de modo que las lesiones tiendan a estar localizadas en un órgano y no extendidas por todo el cuerpo del animal», apunta Hermoso de Mendoza. Junto a eso, se lograría también mayor calidad de los animales y de los trofeos de caza.

En cuanto al ganado, el éxito se medirá en los resultados de las campañas de saneamiento. «Los productores de bovino van a ver que la aplicación de esas medidas es rentable y que es mejor que no hacer nada», explica.

Motivar a los sectores

Lo que persigue este proyecto es que todos los sectores vean con datos (entre ellos también cifras económicas) las ventajas de poner en marcha estas medidas. «No es más que hacer lo que debería hacer cualquier productor profesional, dar de comer bien a sus animales y asegurarse de que sus planes sanitarios son los correctos» porque, asegura Hermoso de Mendoza, «si eso se hace, el entorno en el que se están moviendo los animales mejorará». De hecho, ya hay propietarios que se están dirigiendo al Departamento de Sanidad Animal de la Uex para poner en marcha --al margen de este convenio-- algunas de las medidas que se aplicarán bajo este proyecto. Todas se han probado en convenios anteriores y sus buenos resultados por separado se han ido difundiendo desde el 2010.

¿Y estamos lejos de atajar la tuberculosis? «Nos gustaría poder decir que tenemos la receta, y quizás la tenemos», reflexiona el coordinador del proyecto. Pero lo difícil, y uno de los retos que este proyecto piloto tiene por delante, es convencer al sector ganadero y al sector cinegético que estas medidas son necesarias.

De hecho, entre las tareas pendientes cuando se acabe el convenio («y si somos capaces de demostrar que ha funcionado», matiza el experto), será buscar la forma de motivar a todos los sectores afectados a que apliquen estas medidas. «Creo que lo van a ver, que se va a hacer y que seguramente lleguemos a niveles de erradicación», confía el investigador de la Uex. De hecho ese es el objetivo del trabajo conjunto que la Junta y la universidad iniciaron hace ya seis años: que la enfermedad llegue a niveles ínfimos, que se pueda actuar con rapidez y que no se vuelva a la situación actual.