Los extremeños cumplieron ayer con la tradición de cada 1 de noviembre, acudieron visitar a sus difuntos y vistieron de flores lápidas y mausoleos. El hecho diferencial este año --además del calor-- llegó a la hora de elegir las flores, ya que en la mayoría de los casos recurrieron a variedades más asequibles que las que habitualmente.

"Se nota la crisis", sentenciaba una empleada del puesto de flores Mari Leo en el cementerio Nuestra Señora de la Montaña de Cáceres. Y se nota en cuanto a que "siguen comprando, pero este año apenas se venden rosas que son las piezas más caras, mientras que se venden muchos más claveles, margaritas y gladiolos", añadía. Un paseo por el camposanto confirmaba esto y también las estimaciones de los colectivos de productores y empresarios del sector de la flores, que se mostraban ayer cautos con el desarrollo de la festividad, y aunque peveían mantener las ventas, reconocían que los floristas estaban siendo más conservadores al realizar los pedidos.

Comprando o no, ayer miles de cacereños acudieron entre las ocho de las mañana y las siete de la tarde al cementerio para acompañar a sus difuntos o participaron en la misa oficial que se llevó a cabo en la explanada a las 17.00 horas, y que también habrá hoy.

Igualmente en Mérida, miles de personas se acercaron al camposanto municipal para honrar a sus familiares fallecidos a lo largo de toda la mañana y hasta las seis de la tarde. Sin embargo, este año la emoción si cabe todavía fue mayor ya que por primera vez cientos de vecinos pudieron hacerlo de las tapias para dentro. Son, por ejemplo, Juan Moreno, José Márquez y Francisco Espino, tres de los muchos familiares de fallecidos y desaparecidos en la guerra civil, que desde hace poco más de un mes tienen unas tumbas en la que llevar flores y en las que fueron enterrados los restos encontrados hace más de un año a las puertas del camposanto. Como ellos, muchos otros por fin pudieron llevar flores a sus difuntos en un lugar "digno", coinciden. Hoy, a las cinco de la tarde, está prevista la misa oficial de Difuntos en el cementerio.

Del mismo modo en Badajoz, muchos ciudadanos pasaron ayer por los camposantos y encontraron cambios en ambos, más llamativos en el cementerio Viejo, donde el ayuntamiento ha edificado un nuevo muro perimetral, que sostiene al antiguo y cuya construcción --financiada con cargo al Plan E--, fue muy criticada por colectivos en defensa de la memoria histórica porque el antiguo muro había sido testigo de asesinatos en la Guerra Civil.

Más especial, si cabe, fue la jornada para los descendientes del desaparecido pueblo de Granadilla, que ayer participaron en los tradicionales actos en la parroquia de la Asunción, para honrar a sus difuntos. La jornada de recuerdo sirvió además para que los familiares compartieron unos momentos de convivencia en la plaza y recordaran sus vivencias en el pueblo que les vio nacer en uno de los dos días al año, junto a la festividad de la Asunción, que se reencuentran con su antiguo pueblo y en el que muchos de ellos vivieron