TLta opinión pública y los medios de comunicación, a tenor de las declaraciones de nuestros políticos realizadas con premeditación y alevosía, y para justificar los recortes en los salarios, dilapidaron la imagen pública de los funcionarios, ya que aún a sabiendas de la injusticia y posible anticonstitucionalidad de rebajar sueldo, que no congelar, y con el agua al cuello, optaron por la única forma de reducir gasto, es decir, dejar de pagar.

Luego vinieron los sindicatos, promotores de huelgas, noticias contra el Gobierno, marchas... y también se optó por parte de los políticos al escarnio público y como era de esperar, la opinión pública y medios de comunicación, metiendo a todos en el mismo saco. Pero dicha táctica no fue calculada por esas fundaciones y asesores tan importantes, cuando empiezas a manipular a la sociedad y medios de comunicación para poner en tela de juicio a estamentos, instituciones, asociaciones etc., cuando ya la cebolla no tiene capas que perder, solo queda el último escalafón, el corazón de la cebolla, la clase política, y lógicamente, la bola de nieve, entonces tirada a conciencia va aumentando y creciendo, alimentada por los descontentos anteriores y presentes, y mucho me temo que futuros.

Además, discúlpenme el atrevimiento, la sociedad está más que harta de nuestros políticos y sus desmanes, no serán todos los que están ni estarán todos los que son, pero igual pasa con funcionarios y sindicatos. Los recientes casos de corrupción que estamos conociendo un día si y otro también, vienen aún más a justificar este momento de descontento social incluso indignación con todos los políticos. No solo es la gestión, es la percepción generalizada de la incompetencia de quien nos representa, además con este sistema de listas cerradas, dedicarse por entero a un partido, es sinónimo de éxito y trabajo.

Imagínense que cara se le puede quedar a un tritititulado con veinte años de experiencia laboral y ahora en paro, cuando le entreviste para llevar 'cafeses' un cargo político en una administración pública que en lo único que ha trabajado es en pegar carteles durante un mes y hacerle la pelota al jefe, sin estudio alguno, sin experiencia laboral y con 20 años, pero de vida, cuyo único curriculum presentado es la fecha de afiliación al partido de turno con 1 día de vida presentado por Papá que fue Alcalde en un pueblo impronunciable.

XLA ANTIGUA ROMAx no se caracterizó precisamente por un sistema abierto a todos los ciudadanos, ya que los plebeyos estaban excluidos de la clase política pero quisieron garantizar la honestidad y solvencia en la gestión tanto de aquellos que trabajaban en Roma y se dedicaban a la política como aquellos enviados a las distintas provincias, esto era una especie de carrera política a caballo entre la teoría y la práctica llamado cursus honorum.

El cursus honorum estaba recogido en la Lex Villia Annalis, obligatorio para establecer el orden y la jerarquía por la que se regían las magistraturas romanas y en el se establecía la ordenación de menor a mayor rango y la edad mínima para desempeñar cada uno de los cargos.

Para alcanzar el cursus honorum senatorial se estudiaban varias especialidades llamadas Vigintiviratus, 10 de derecho civil (Xviri stlitibus iudicandis), 3 de derecho penal (IIIviri kapitales), 3 de economía y 4 de obras públicas. Después tenían que demostrar 'capacidad' trabajando en seis magistraturas ordinarias (cuestura, edilidad, tribunado, pretura, consulado y censura) ostentando cargos de menor a mayor responsabilidad y tener cierta edad.

Pues eso, al menos cursus honorum, y si algún destacado o destacada, trabajador, titulado y capaz político se siente aludido, que piense en aquellos funcionarios que se dejan la piel día a día y les descuentan la mitad de su sueldo si se ponen enfermos, arrojándolos a los pies de los caballos como excusa para seguir recaudando.