Espaldarazo para el sector vacuno extremeño. Aunque algunos meses después de lo previsto (la epidemia de covid-19 ha ralentizado la tramitación), el Diario Oficial de Extremadura (DOE) publicó ayer la concesión del sello de calidad que esperaba el sector:la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Vaca de Extremadura. Un nuevo marchamo para este ganado en la región, ya que supone reconocer la calidad de la carne de los animales que superan los 48 meses y que quedaban fuera de la IGP Ternera de Extremadura, que ampara a terneros (de 7 a 12 meses), añojos (de 12 a 16) y novillos (de 16 a 36 meses).

Según establece la resolución del DOE, lo que ahora se concede es la protección nacional transitoria, el paso previo a su inscripción definitiva en el registro de la Comisión Europea, cuyo procedimiento es más largo. Pero con esta transitoria el sector ya puede operar (registros, controles, producción...) bajo el paraguas de un sello de garantía que abre la puerta a esta carne extremeña a nuevos mercados y servicios de restauración. «Cualquier sello de calidad es buenísimo para el sector porque reconoce una producción específica de una zona y eso da prestigio a todas las producciones de vacuno de la región y, además, que sean IGP permite llegar a otros mercados y a muchas grandes superficies que buscan productos de máxima calidad», explica Miguel Morillo-Velarde, director técnico de la IGP Ternera de Extremadura. Pero hay más ventajas. «Va a crear sinergias con la IGP Ternera de Extremadura y supone aprovechar en su totalidad el sistema de producción de la vaca, que hará todo su ciclo prácticamente en el campo».

El objetivo de la IGP Vaca de Extremadura es la protección de la carne fresca y sus despojos, que se comercializa en canal, media canal, cuartos, piezas, fileteada y al corte y que está siendo cada vez más apreciada en el mercado. «Cuando se hizo la IGP de ternera, la vaca no tenía el auge de ahora, ni el valor gastronómico ni económico actual, era más un producto de desecho que de consumo, pero en los últimos años el vacuno mayor está teniendo un tirón importante en la gastronomía, los lomos y solomillos son muy apreciados, y esto permite que estos animales terminen su vida con un plus de calidad final».

La idea, añade, es que las primeras certificaciones empiecen a salir al mercado antes de que termine este año, pero aún hay pasos administrativos que dar. «Ahora lo que vamos a hacer es juntar el consejo regulador de Ternera de Extremadura con el de Vaca de Extremadura para hacer un consejo regulador de Carne de Vacuno de Extremadura que englobará a las dos IGP. Y ya tenemos mucho adelantando porque prácticamente todas las explotaciones de Ternera de Extremadura tienen vacas que serían amparables en el pliego de la nueva IGP concedida y luego se podrán añadir más».

«El potencial es muy grande»

La previsión es certificar entre 4.000 y 5.000 animales al año durante las dos primeras anualidades y luego crecer «porque el potencial es muy grande. Creo que la vaca nos va a ayudar también a que la gente se anime a cebar también a más animales jóvenes y a crecer».

La intención del sector era que el sello se pusiera en marcha en primavera porque eso conlleva más facilidades. «Es cuando las vacas tienen una condiciones más buenas para el sacrificio a un coste más barato, ya que en invierno se necesita un complemento de alimentación. Pero los plazos se han retrasado por el covid», señala el director técnico. La solicitud se cursó por parte de la Asociación Unión de Productores Ternera de Extremadura el pasado mes de octubre con la idea de empezar en abril. Aún así, este retraso no resta un ápice de satisfacción al sector. «Será bueno para el vacuno, pero también para la comunidad. Todo lo que sea hacer región y vender la imagen de Extremadura con productos de calidad nos viene bien a todos».