No es ninguna novedad que el tercer trimestre del año sea un buen periodo para el mercado laboral. La estival es una época de gran actividad en el sector servicios que coincide además con importantes campañas agrícolas. Pero este verano del 2018 ha sido especialmente positivo para el empleo en la región. Entre julio y septiembre, se ganaron 9.000 ocupados respecto al trimestre anterior, y 19.400 en comparación a los mismos tres meses del 2017, hasta totalizar 388.400, según la Encuesta de Población Activa (EPA) que el INE públicó ayer.

También cayó el paro. Lo hizo en 11.300 personas, lo que en términos absolutos supone la mejor evolución para los meses veraniegos desde que en el 2002 arranca la serie del INE. En 2017 y 2016, durante el tercer trimestre se había reducido el paro de manera significativa, pero en mucha menor medida: en 7.500 personas y 7.100, respectivamente. Con esta bajada, la tasa de paro se sitúa en el 21,68%, la menor en casi nueve años. Hay que retrotraerse hasta el cuarto trimestre del 2009 para volver a verla por debajo del 22%.

Hasta aquí la cara amable de los datos, los que dan algo de margen para el optimismo. En el lado contrario, dentro de la EPA de este tercer trimestre no faltan ni mucho menos las cifras relativas a la región que acaban con cualquier tentación de echar las campanas al vuelo. Y no solo porque más de una quinta parte de la población activa extremeña esté desempleada (107.500 personas), lo que significa estar más de seis puntos porcentuales por encima de la media nacional. También porque en la región sigue habiendo 36.100 hogares en los que todos sus miembros activos están en paro (12,44% del total) o porque hay más de 53.000 extremeños que llevan más de doce meses buscando un trabajo. Tampoco hay que dejar de lado la temporalidad y la precariedad de muchos de los empleos.

Como era de esperar, el mayor nicho de creación de empleo en el tercer trimestre estuvo en el sector de los servicios. Más de seis de cada diez nuevos ocupados que se ganaron en la comunidad autónoma (7.000 en total) estuvieron vinculados a estas actividades, que dan empleo a 279.500 personas. También creció la ocupación en la industria, con 2.400 trabajadores más (hasta 34.200), mientras que en la agricultura lo hizo en 1.500 (hasta 55.000). Únicamente, y tampoco es ninguna noticia para este trimestre, bajó en la construcción, que perdió 2.000 trabajadores, hasta los 19.700, el nivel más escaso de todo el histórico de datos, que en este caso comienza en el 2008. Los primeros tres meses de ese ejercicio había en la región justo el triple de ocupados en este sector que ahora: 59.100.

Por géneros, la creación de empleo benefició en mayor medida a las mujeres, con 5.500 nuevas ocupadas. En términos porcentuales, Extremadura fue, con un 9,53%, la sexta comunidad en la que más se redujo el paro y la quinta que más ocupados incrementó (2,37%).

VALORACIONES / Desde la Junta, la consejera de Educación y Empleo, Esther Gutiérrez, calificó ayer de «muy positivo» el descenso del paro, al tiempo que señaló que el objetivo es «mejorar la calidad» del empleo. Igualmente, subrayó que hay unos 41.500 parados menos desde el inicio de legislatura.

Por contra, el portavoz adjunto del Grupo Parlamentario Popular, Francisco Ramírez, señaló que la EPA es «aparentemente buena», pero que detrás de ello hay una tendencia que es «muy negativa», porque la comunidad, pese a recibir fondos europeos, reduce el paro en menor medida que el conjunto del país y, por tanto, no converge.

Por su parte, la presidenta del Grupo Parlamentario de Podemos en la Asamblea, Irene de Miguel, esgrimió que no hay que ser «triunfalistas» con la caída del paro, en tanto que se debe a la marcha de extremeños de la comunidad —la población activa disminuyó en 2.300 personas— al tiempo que la calidad del empleo que se crea es «muy precaria».

En esta misma línea, la secretaria general de CCOO de Extremadura, Encarna Chacón, consideró que el descenso del paro y el aumento de la ocupación no pueden ocultar que «el mercado laboral extremeño sigue marcado por la elevada precariedad y los bajos salarios».

Desde la Confederación Regional Empresarial Extremeña (Creex) se apuntó que estos datos son «positivos» para la comunidad, pero que «no pueden ser satisfactorios pues aún existe una gran brecha con la media nacional».