Directora general de la empresa Vertisub

TRteivindicar un valor como la igualdad o un colectivo como las mujeres no es cantar sus alabanzas sino sumergirnos en sus dificultades. Existe acuerdo sobre la finalidad a conseguir: el incremento del producto nacional y la atenuación de las desigualdades, pero cualquier apuesta por un valor va en detrimento de otros no menos valiosos. Insistiendo en la igualdad se corre el riesgo de comprometer la libertad y la justicia. Si nos obsesionamos por la libertad, incluida la económica, descuidamos los sufrimientos de quienes padecen desigualdad. Por eso no existe ni una sola medida técnica que no tenga implicaciones sociales, es decir, implicaciones en la distribución del poder entre grupos y en el desarrollo del conjunto.

La desigualdad efectiva de las mujeres en el ámbito económico y como correlato en el social queda patente en cifras: formando el país más mujeres que hombres en enseñanza superior, ocupan estas menos del 30% en puestos directivos y casi triplican la población inactiva.

La pérdida de talento femenino produce un quebranto económico que el país no se puede permitir. Defendemos avanzar hacia la igualdad a través de la actividad empresarial:

1. Mujer-empresa. El capital humano que atesoran gran número de mujeres las hace idóneas para crear, dirigir o engrandecer empresas generando empleo, riqueza y progreso.

2. Mujer-sociedad. Como ciudadanas con poder económico, cultural y reproductor --tal vez por primera vez en la historia de la humanidad--, las mujeres hoy ostentan la autoridad necesaria para reinventar en los ámbitos sociales, económicos y políticos nuevas maneras de ver y vivir la vida incluida la natalidad, considerada un bien en sí misma.

3. Mujer-economía del conocimiento. En una sociedad basada principalmente en el capital intelectual, tener un colectivo tan bien formado es una ventaja competitiva de la que beneficiarnos reinventando vías fluidas de entrada y salida del sistema productivo mediante formación. Según el Banco Mundial, el 24% de las españolas que trabajan fuera del hogar ha creado su propia empresa. Es una cifra 4 veces superior a la media del 6% de las mujeres del resto de Europa.