El culebrón del divorcio de Paul McCartney y Heather Mills va a terminar de forma salomónica. Ante la imposibilidad de que la expareja llegue a un acuerdo, será un juez el que decida los términos de la separación. El magistrado Bennet, de la división de Familia del Tribunal Superior de Reino Unido, emitirá dentro de unas semanas un fallo en el que se establecerán las condiciones económicas de la disolución del matrimonio entre el músico y su exmujer. La resolución tendrá en cuenta los intereses de la hija de ambos, la duración de la unión y la cantidad de dinero que se generó durante ese periodo de tiempo.

La pareja podrá recurrir la decisión del magistrado ante al Tribunal de Apelación si no está satisfecha con el resultado. Pero el recurso tiene un inconveniente: los argumentos y documentos presentados por el exmiembro de los Beatles y Mills perderían en ese caso su carácter secreto, lo que permitiría que el caso fuera de dominio público, algo que Paul McCartney pretende evitar a toda costa. Durante seis días, y a puerta cerrada, la exmodelo y el músico británico han expuesto ante el tribunal sus argumentos sin alcanzar un acuerdo. El abogado Nicholas Mostyn representó a McCartney, mientras que Mills se defendió sola después de que sus abogados renunciaran a llevar su caso.