Ya es una actriz de culto entre los amantes de las series, y, si nada se tuerce, pronto lo será también para el resto del mundo. Su nombre es Mackenzie Davis e interpreta uno de los papeles principales de 'Halt and catch fire', serie a reivindicar, sobrada de estilo, ideas y emoción, cuya tercera temporada se estrena en AMC este viernes, día 2, a las 22.10 h.

'Halt and catch fire' se puede definir como una especie de 'Mad men' de la informática. Se habla de trabajo en equipo, de búsqueda creativa y de mujeres que tratan de abrirse paso en una industria dominada por los hombres, solo que en lugar del Madison Avenue de los 60 estamos en la llamada Silicon Prairie (o 'Pradera de Silicio') de Dallas en los 80.

Mackenzie es, en la serie, Cameron Howe, genio de la programación que deja la universidad para formar parte de un proyecto de ordenador personal que debería dejar en ridículo a IBM, de donde procede el instigador (y luego amante de Cameron) Joe MacMillan, interpretado por un magnético Lee Pace.

De acuerdo, Cameron tiene un affaire con Joe, pero sus relaciones con los hombres no son lo que define al personaje; no al menos lo único. Esta serie pasaría de sobras el famoso 'Test de Bechdel', que evalúa si una ficción audiovisual es sexista o no. Encontramos a mujeres profesionales y proactivas, hablando entre ellas no solo de sus problemas con los hombres: Cameron funda una 'startup' de juegos online con otra mujer, Donna (Kerry Bishé), lo que resulta en conversaciones tecnológicas y de negocios entre mujeres. Lo nunca, o muy poco, visto en televisión.

Aunque en la serie se desarrollan varias relaciones amorosas al uso, para muchos el verdadero amor está en la amistad Cameron-Donna. "Es una verdadera historia de amor", dijo Davis en 'GQ'. "Hay un montón de compromiso y afán de ser mejor, por la otra persona".

La paridad se extiende a otras partes del equipo de la serie: más de la mitad de los directores son mujeres, entre ellas las estupendas Karyn Kusama y Larysa Kondracki. La serie, quizá, más feminista del momento no señala su ideología con carteles fluorescentes; solo la pone en práctica y confía en que alguien lo perciba.

Femineidad directa

Un poco como la Noomi Rapace de la serie 'Millennium', pero en versión ochentas, Mackenzie desafía con aires punk las ideas más rancias en torno a qué hace atractiva a una mujer. La fiereza entra por la puerta, la tibieza salta por la ventana. Nuestra heroína 'geek' viste camisetas rotas, escucha a grupos tipo Bad Religion y Meat Puppets y no se deja domesticar, aunque un pasado tumultuoso la impida mantener el autocontrol emocional tanto como quisiera.

Leyendo entrevistas con la actriz, queda claro que hay mucho de Mackenzie en Cameron. Aunque cueste creerlo, de joven tuvo sus complejos: "Siempre fui demasiado grande, tanto físicamente [mide 1,78 cm.] como en términos de personalidad", ha dicho en una entrevista con 'Observer'. "Era demasiado ruidosa, y cuando llegué a una edad en la que quería ser deseada, siempre buscaba formas de empequeñecerme y ser la clase, digamos, correcta de mujer".

Queda algo de justicia cósmica en el mundo: ser fiel a sí misma y no encarnar a la típica Reina del Baile o Sex Bomb ha servido a Davis para darse a conocer, ser codiciada por agentes y acumular proyectos interesantes. Se acabó lo de hacer de simple novia, ya fuera de Adam Driver (en 'Amigos de más') o Miles Teller (en 'Las novias de mis amigos').

Tras aparecer como ingeniera de comunicación en 'Marte' y amada intertemporal de Gugu Mbatha-Raw en el episodio más comentado de la nueva temporada de 'Black mirror', acaba de rodar nada menos que la segunda parte de su película favorita: 'Blade Runner 2049', en compañía de Ryan Gosling y Robin Wright, con la que a veces se le compara. También la veremos en 'Tully', comedia del director y la guionista de 'Juno', acompañada por Charlize Theron.