La riqueza minera en Afganistán tiene tras de sí 6.000 años de historia. De allí salía lapislázuli para las joyas de faraones egipcios. Sus esmeraldas son de una belleza capaz de superar a las piedras preciosas colombianas. Y hoy, inmerso en su enésima guerra, el país encuentra en su suelo un rayo de esperanza en vetas de hierro, cobre, cobalto, oro y metales como el litio.

Un equipo de geólogos estadounidenses y de militares del Pentágono han identificado, apoyándose en viejos mapas que los soviéticos trazaron durante su invasión y posteriores estudios de otros especialistas, importantes reservas de minerales. Y EEUU se ha atrevido a poner una cifra en su potencial econó- mico: un billón de dólares, algo más de 800.000 millones de euros. Suena a maná para un país con un producto interior bruto de unos 10.000 millones de euros y donde la ayuda internacional y la producción de opio y el tráfico de narcóticos sostienen la economía.

Ayer The New York Times publicó la información sobre el hallazgo, más una confirmación de los de anteriores observadores que un descubrimiento en sí mismo. Inmediatamente empezó a cuestionarse si el diario no ha picado un cebo del Pentágono, necesitado de buenas noticias en un conflicto que se alarga para el que, precisamente, el presidente Barack Obama necesita ahora una nueva inyección de fondos y una renovación del compromiso de la comunidad internacional.

Más allá de esas dudas, lo cierto es que el equipo de geólogos y militares ha desenterrado un tesoro que era una leyenda moderna. Fue en el 2004 cuando, como parte de los enviados para preparar la reconstrucción, un grupo de geólogos topó en la biblioteca de la Encuesta Geológica Afgana con viejos mapas y recolecciones de datos realizados por expertos mineros soviéticos, documentos que otro reducido grupo de geólogos afganos sacaron de la biblioteca durante el mandato de los talibanes y devolvieron una vez que estos fueron expulsados del poder.

En el 2006, los estadounidenses hicieron estudios aéreos del 70% del territorio del país y toparon con resultados que calificaron de asombrosos. Pero hubo que esperar hasta el año pasado para que un grupo del Pentágono empezara a traducir los descubrimientos geológicos en potenciales beneficios económicos.

El entusiasmo también se propaga por Afganistán, donde Hamid Karzai ya ha sido informado por EEUU de sus cálculos y donde Jalil Jumriany, asesor del ministerio de minas, ya augura que la riqueza minera "se convertirá en la espina dorsal de la economía" nacional.

No faltan retos. Harán falta años para desarrollar la tecnología necesaria para sustentar una industria minera a gran escala, especialmente si, como creen los expertos, Afganistán se transforma en uno de los importantes enclaves mineros no solo en materiales clásicos, sino en otros vitales en la nueva era de la electrónica, como el litio.

Derechos y permisos

La guerra internacional por hacerse con permisos y beneficios de explotación, por otra parte, se intensificará (y en ella jugarán un papel importante países emergentes y cercanos, como China y la India). Y la nueva veta de riqueza nacional puede animar también a los talibanes a endurecer aún más su lucha por controlar el país.