Reparar los vidrios rotos de la sala de oración del centro educativo musulmán Mazhirul Uloom London, en el este de Londres, costará, como mínimo, 500 libras (728 euros). Pero si hay que sustituir toda la vidriera debido al acto de vandalismo racista ocurrido en la madrugada del sábado, esta cantidad podría llegar a las 3.000 libras.

"Estamos muy preocupados; éste es un barrio donde el 60% de la población es musulmana; nunca antes, ni siquiera durante el 11-S, habíamos sufrido represalias", explica Faruk Ahmed, secretario del Mazhirul. Todo ocurrió alrededor de las tres de la madrugada, en un momento en que no había nadie en el interior del edificio. Nadie sabe quién pudo haberlo hecho.

Pero, más allá de los daños materiales, la principal preocupación del liderazgo religioso del Mazhirul Uloom London es impedir una escalada de actos violentos y frenar los ímpetus vengativos de las generaciones más jóvenes de musulmanes en el barrio de Mile End. "Hay muchos jóvenes que creen que a cada acto de violencia hay que responder con un nuevo acto de violencia; nosotros intentamos quitárselo de la cabeza", explica Faruk Ahmed. El responsable de esta mezquita recuerda que el Consejo de Mezquitas en el Reino Unido coopera con la policía para intentar neutralizar a los radicales que, según él, son "muy pocos". "No podemos señalar con el dedo quién es un terrorista, pero podemos identificar al que interpreta las sagradas escrituras de forma radical", dice.

BOMBAS INCENDIARIAS The Muslim News , publicación mensual dirigida a los musulmanes británicos que vende unos 35.000 ejemplares, ha confirmado al menos otros cuatro ataques de gravedad contra mezquitas británicas. El pasado viernes, un desconocido lanzó una bomba incendiaria contra la mezquita de Al Madina Jamia en Leeds, en el noroeste. En Bristol, en el oeste del país, grupos racistas lanzaron piedras contra dos mezquitas. En Liverpool, una mezquita fue atacada con una bomba incendiaria, el sábado.