A Rainer Eppelmann le gusta mirar a los ojos de sus interlocutores cuando habla. Aunque sea en una sala repleta de periodistas y tenga que ponerse en pie cada tres minutos para responder a un pregunta. "Quiero ver sus reacciones ante mis respuestas", bromea... O quizá no sea una broma. Eppelmann siempre ha sido un hombre de respuestas provocativas. Este pastor protestante, exdiputado, exministro y ex-preso político de 66 años, nació en la Alemania nazi durante la guerra y ha vivido el socialismo de la antigua República Democrática Alemana (RDA), la reunificación y la democracia. Y a lo largo de toda su vida, nunca ha dudado en hablar claro.

Por eso se negó a aprender el uso de las armas en el Ejército de la RDA, lo que le costó entrar en prisión ocho meses. Por eso se dice que incluso hubo un plan oficial del Ministerio de la Seguridad para asesinarlo y por eso se convirtió en una de las figuras clave de la revolución pacífica que acabó con el muro de Berlín, y de la que se conmemora el 20º aniversario.

Sin medias tintas

"Cuando me preguntan qué más quiero vivir siempre contesto que la experiencia de cumplir 93 años, porque si llego a cumplirlos habré logrado vivir un año más en democracia que en dictadura", le gusta repetir. Para él no valen las medias tintas con el régimen de la ex-RDA. El, como otros alemanes de la RDA, luchó desde principios de los 80 por acabar con el sistema socialista. Suyos son esos lemas que recorrieron el mundo --Nosotros somos el pueblo -- y que tiraron el muro de Berlín a base de coraje y lucha incansable.

Eppelmann fue cofundador del partido Demokratische Aufbruch, que se integró en la Unión Cristianodemócrata (CDU) tras la reunificación, diputado en la Cámara del Pueblo tras las primeras y únicas elecciones democráticas de la RDA y ministro de Seguridad y Desarme en el primer Gobierno de la Alemania reunificada.

Pese a sus méritos personales, entre sus anécdotas más solicitadas está la del día que conoció a Angela Merkel. "A las pocas semanas de convertirme en presidente del partido, una joven se plantó ante mi puerta y dijo que quería ayudar", rememora para añadir: "Solo tiempo después me di cuenta de que era Angela Merkel". La cancillera empezó en política como portavoz de prensa de Eppelmann. El la introdujo en el Gobierno de Lothar de Maiziere y este se la presentó a Helmut Kohl.

Si le piden una valoración sobre su papel como cancillera, Eppelmann comienza con una de sus bromas: "Me encanta que al fin tengamos un canciller que sabe lo que cuesta una vaca", dice, para ponerse más serio: "Los orígenes de Merkel están en el este y parece que tenga que demostrar constantemente que quiere gobernar para todo el país, y no solo para esa quinta parte de alemanes a los que se deja tan a menudo de lado".

Desde la fundación que analiza el periodo de la dictadura y que coordina las celebraciones del 20º aniversario del movimiento ciudadano que le puso fin, Eppelmann reivindica justicia histórica. "Hace 20 años de la revolución pacífica, pero también de la creación de una Constitución conjunta. Estos días que el Gobierno tanto habla del 60º aniversario de la Constitución alemana, debería celebrar la fecha en la que esa Constitución se convirtió en la de todos los alemanes".

Para Eppelmann está claro que hay un largo camino para superar las diferencias entre este y oeste. "Siempre me imagino a un hombre o a una mujer mayor de la ex-RDA que intenta olvidar todo. Fueron socializados en una dictadura y eso no es algo que se supere". Para que los jóvenes no olviden la historia, Eppelmann intenta llegar a los 93 recordando a todo el mundo lo ocurrido.