La aviación israelí bombardeó ayer lo que, según las autoridades hebreas, era un campo de entrenamiento de la Yihad Islámica, situado en el corazón de Siria, a sólo unos 20 kilómetros de Damasco, en las montañas del noroeste de la capital. Según las autoridades sirias, se trataba simplemente de un campo de refugiados palestino. La acción israelí, en represalia por el atentado suicida que el sábado causó 19 víctimas en Haifa, supone una escalada en la crisis de Oriente Próximo y causó la alarma internacional.

Es la primera vez que Israel penetra tan profundamente en el territorio sirio, violando claramente su espacio aéreo, y lanza un ataque de estas características, desde la guerra del Yom Kippur en octubre de 1973, de cuyo inicio se cumplen precisamente hoy 30 años. El ministro de Exteriores sirio, Faruk al Shara denunció el ataque como una "amenaza a la paz y la seguridad en la región". Damasco solicitó la convocatoria urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, del que Siria es ahora miembro no permanente. Esta reunión se inició anoche a puerta cerrada.

GABINETE DE CRISIS

El presidente palestino, Yasir Arafat, firmó un decreto que declara el estado de emergencia en los territorios ocupados y la creación de un Gobierno de crisis, compuesto por ocho ministros, y encabezado por el hasta ahora primer ministro designado, Ahmed Qurei, alias Abu Ala . Entre los nominados figuran Naser Yusef (Interior), Salam Fayed (Finanzas) y Nabil Shaath (Exteriores) que ya ocupaban estos cargos en el Gobierno del dimitido primer ministro, Abu Mazen.

El ataque en Siria se produjo hacia las tres de la madrugada. Los cazabombarderos completaron su misión sin encontrar resistencia. Las baterías antiaéreas sirias no entraron en acción. Según fuentes palestinas, el ataque causó dos heridos leves.

Siria no facilitó oficialmente detalles del bombardeo y el ataque no se conoció hasta el mediodía de ayer, cuando los medios de comunicación hebreos ofrecieron la versión del Ejército israelí. Damasco señaló sin embargo que el lugar atacado era simplemente un campo de refugiados palestinos, llamado Ein Sabeh. Israel insiste en que el objetivo de los cazabombarderos fue un "campo de entrenamiento" que usa la Yihad Islámica.

HAMAS PROMETE VENGANZA

Esta organización fundamentalista, por su parte, negó que sus hombres tengan ninguna base de entrenamiento en Siria. El Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) indicó que allí había tenido una base de entrenamiento, pero que fue abandonada hace tiempo. Hamas prometió vengar el ataque.

Ranan Gissin, portavoz del primer ministro israelí Ariel Sharon, señaló que el ataque "envía un mensaje a Siria y a Irán" por su supuesto apoyo a grupos terroristas y radicales palestinos. Gissin advirtió de que Israel volverá a atacar a Siria "si sigue dando cobijo a los terroristas".

Otro punto de tensión fue la Mukata, residencia de Arafat, en Ramala. Un grupo de pacifistas israelís encabezados por Uri Avneri, y algunos extranjeros, se afincaron allí para defender a Arafat en el caso de que Israel intente deportarlo. En el entorno de Arafat existe el temor de que el primer ministro israelí, Ariel Sharon ordene su expulsión en cualquier momento. El presidente palestino ha asegurado que Israel no lo sacará vivo del lugar.

Asimismo, el Ejército israelí llevó a cabo un gran número de operaciones militares en los territorios palestinos, incluyendo bombardeos nocturnos contra campos de refugiados en Gaza.