Río de Janeiro, la "ciudad maravillosa", volvió ayer a mostrar su rostro más terrorífico con la muerte de al menos 18 personas víctimas de los ataques lanzados por las organizaciones de narcotraficantes, esta vez de madrugada y contra varios autobuses y comisarías de policía. Hay unos 20 heridos.

Siete de las víctimas mortales fallecieron carbonizadas tras ser quemado un autobús de pasajeros. "Lo incendiaron sin dar tiempo a que todos bajaran", relató un testigo a la cadena de televisión Globo News.

Entre los muertos también hay dos policías. Los ataques del narcotráfico ya no sorprenden a los cariocas desde que, en el 2002, las "facciones criminales", como las llama la prensa brasileña, decidieron bajar de las favelas, donde concentran su poder, para llegar hasta los barrios más elegantes de la ciudad.

El hecho de que los ataques hayan tenido lugar a muy pocos días de celebrarse la Nochevieja, cuando se esperan decenas de miles de visitantes en la ciudad, ha tenido ya efectos negativos sobre el sector turístico.

ZONAS TURISTICAS En esta ocasión las incursiones se concentraron en la periferia, pero también llegaron a zonas turísticas como Botafogo, Barra da Tijuca y la Laguna Rodrigo de Freitas. Durante la "madrugada de terror" fueron atacadas ocho comisarías. Un hospital también fue blanco de las balas. Fueron incendiados cuatro autobuses y dos vehículos policiales, y una granada fue lanzada contra una sucursal bancaria del extrarradio carioca, aunque solo causó daños materiales.

La ofensiva fue ordenada por los jefes del Comando Vermelho (CV) desde la cárcel de Bangú, después de que se conociera que el Gobierno del estado de Río de Janeiro que debe asumir el lunes el gobernador electo, Sergio Cabral --que pertenece al centrista Movimiento Democrática Brasileño (PMBD) y es un aliado del presidente Luiz Inácio Lula da Silva-- piensa endurecer las condiciones de reclusión e incrementar el patrullaje en las favelas. "No vamos a tolerar esos ataques. Colocaremos más policías en las calles y si es necesario convocaremos a la Fuerza Nacional de Seguridad Pública", dijo.

Entretanto, el alcalde carioca, César Maia, pidió a la población que mantenga la calma. Unos dos millones de turistas son esperados en Río en vísperas del réveillon , la gran fiesta en las playas de Ipanema y Copacabana. El 5% de las reservas hoteleras ya se han cancelado. El secretario de Seguridad de Río de Janeiro, Roberto Precioso, anunció que "la seguridad será reforzada".