El Gobierno de Tony Blair ha tratado con Estados Unidos de la posibilidad de acoger en territorio británico el sistema antimisiles balísticos que Washington quiere instalar en suelo europeo y en el que Rusia ve la amenaza de una nueva carrera de armamentos.Un portavoz del número 10 de Downing Street, confirmó hoy a EFE que se había abordado el tema con Washington, aunque dijo no poder determinar que el propio Tony Blair hubiese llevado a cabo una labor de cabildeo cerca de la Casa Blanca, como indica el semanario "The Economist", que levantó la noticia."Las conversaciones, de altos funcionarios, están en una fase muy preliminar, dijo el portavoz del Primer Ministro, quien agregó que el objetivo de las mismas es "que se tenga en cuenta a este país como posible ubicación" del proyectado escudo antinuclear.Polonia y la República Checa, dos países de la "nueva Europa", como los calificó en su día el ex jefe del Pentágono Donald Rumsfeld, por su claro filoamericanismo, también han mostrado interés en acoger elementos de ese sistema.El escudo antimisiles estratégicos, que, según Washington, está dirigido sobre todo contra el posible peligro de un Irán o una Corea del Norte nucleares, es interpretado, sin embargo, por Rusia como un gesto hostil y un intento de resucitar la guerra fría.El desarrollo de un sistema capaz de destruir los misiles atacantes en pleno vuelo, una especie de alevín de "la guerra de las galaxias" que soñó en su día el presidente Ronald Reagan, puede dar lugar a una nueva carrera de armamentos, según Moscú.Estados Unidos se retiró en el 2002 del tratado ABM para la limitación de los sistemas antibalísticos que había firmado con Moscú en 1972 a fin de tener las manos libres.Según "The Economist", Blair está convencido de que el sistema antibalístico propuesto por Estados Unidos funcionaría realmente y que su instalación en el Reino Unido proveería a este país así como a Estados Unidos de una defensa eficaz contra un eventual ataque enemigo.El semanario sugiere incluso que un nuevo silo para los misiles interceptores de ese sistema podría construirse en una base militar estadounidense ya existente, aunque esta no sería la de Fylingdales, en el condado de Yorkshire, en la que, a instancias de Washington, Gran Bretaña modernizó en el 2003 un sistema de alerta temprana para su utilización como parte del futuro escudo estadounidense.Estados Unidos correría con los gastos de instalación y de los propios misiles, que cuestan cada uno 40 millones de dólares, aunque los dos gobiernos tienen aún que negociar a quién correspondería la decisión final de disparar los misiles interceptores.Aunque ya hay instalados misiles de ese tipo están en silos en dos Estados de la Costa Este norteamericana - Alaska y California- Washington esgrime el espantajo de los "Estados rufianes" de Oriente Medio para convencer a Europa de que acepte el sistema, algo que para Rusia equivale a completar el cerco. Objeciones de la oposición Si Tony Blair está interesado en principio en la idea y, según "The Economist" ha intentado involucrar en la campaña a favor de la instalación a su posible sucesor, Gordon Brown, las objeciones que plantea la posición conservadora son más bien de forma.Así, en declaraciones al programa Today de la BBC, su responsable de asuntos de Defensa, el derechista Liam Fox, instó hoy al Gobierno a explicar con sinceridad los riesgos y beneficios que la instalación de ese sistema en suelo británico le plantearía al país."El Gobierno no nos ha dado ningún detalle pese a habérselo preguntado muchas veces en el Parlamento", dijo Fox, según el cual hay interrogantes sin respuesta como los de si ese sistema sería "aplicable y práctico" así como sobre el tipo de amenaza contra el que se utilizaría, llegado el caso.Preguntado si un futuro gobierno conservador rechazaría ese sistema, Fox dijo que lo que haría, sería participar en las conversaciones sobre las ventajas de la nueva tecnología, así como sobre los riesgos potenciales derivados de los programas militares de países como Rusia e Irán antes de tomar una decisión.