El Ejército de EEUU causó desperfectos en la madrugada de ayer en uno de los muros del mausoleo del imán Alí, el lugar más santo para el shiísmo, una rama del islam que profesan más de 130 millones de personas en todo el mundo. La rebelión en Nayaf vivió su día 19 con duros enfrentamientos en el cementerio viejo y en las callejuelas que rodean el templo, donde se cobijan centenares de milicianos leales al clérigo radical Moktada al Sadr y que aseguran que tienen suficiente comida, agua y munición para aguantar varias semanas, incluso meses. El Ministerio de Sanidad iraquí dijo que "desde la luna del sábado a la luna del domingo" 114 personas, entre milicianos y civiles, han muerto en la ciudad.

"Ocurrió sobre las once de la noche. Un apache estadounidense disparó dos cohetes. Uno dio en el muro oeste del mausoleo y otro, a un hotel cercano", explicó uno de los colaboradores de Sadr, Alí Husayn Alí. En el hotel se alojan varios jefes del Ejército del Mehdi, la milicia del clérigo radical. La agencia France Presse informó de que el agujero tenía un metro cuadrado y unos 30 centímetros de profundidad. Un portavoz del Ejército estadounidense declaró que las "tropas habían respondido a disparos hostiles, pero que no habían apuntado al mausoleo ni habían tocado el muro". Los tanques de EEUU se mantenían ayer a 300 metros del mausoleo.

ARROZ CON PATATAS En el mausoleo están refugiados un millar de radicales shiís que han convertido el templo en su base de operaciones, hospital incluido, aunque los periodistas que han accedido al lugar santo no han podido visitarlo ni fotografiar a los insurgentes heridos, informa Reuters. En el mausoleo del imán Alí, cuando la metralla no sobrevuela la ciudad, los rebeldes limpian sus armas, rezan o corean eslóganes contra las tropas ocupantes. Un grupo se encarga de preparar la comida, arroz con patatas, mientras otros descansan bebiendo té en viejas latas de tomates en conserva. "Comemos y rezamos juntos en pequeños grupos. Eso nos refuerza la moral", explicó Abdel Reda, de 23 años.

La mayoría de los seguidores del clérigo son jóvenes frustrados y sin estudios, aunque entre ellos también hay jóvenes como Reda, licenciado en filología francesa, cuyo objetivo es atajar las "cruzadas cristianas". "Esta es una guerra contra el islam que han lanzado los cristianos y los judíos", afirmó.

EN PARADERO DESCONOCIDO Y, mientras, el instigador de la revuelta, sigue en paradero desconocido. La policía dijo que tenía informaciones de que Sadr había escapado al norte, pero ayudantes de Sadr y las autoridades locales lo negaron. El ministro de Interior iraquí, Falah al Naqib, aseguró que sólo el cumplimiento de las condiciones del Gobierno de Bagdad pondrá fin a la crisis. Estos requisitos consisten en la retirada de Nayaf, el desarme de la milicia y la conversión de la guerrilla en partido político. Naqib aseguró que los rebeldes todavía pueden beneficiarse del indulto decretado en julio.

En un gesto aparentemente conciliador, Ahmed al Shibani, otro de los portavoces de Sadr, dijo que los combatientes se convertirán en "ciudadanos normales" cuando entreguen la seguridad del mausoleo a las autoridades shiís. Días atrás, Shibani dijo que la milicia seguirá protegiendo el santuario y la ciudad aun cuando la custodia del templo sea responsabilidad del clero.

Los países árabes siguen con mucha atención esta crisis y algunos gobiernos, como el sirio y el jordano, ya han mostrado su temor de que la rebelión se extienda. La Organización de la Conferencia Islámica sugirió que la intervención de la ONU podría acabar con la crisis.