Hasta los ultraconservadores que le han apoyado durante su mandato se rebelan ahora contra el presidente de EEUU, George Bush, justo en el momento que más los necesita, debido a sus bajo nivel de popularidad. Irritados por su selección para el Tribunal Supremo de una candidata que no es suficientemente ultra, Harriet Miers, estos sectores arremetieron contra Bush y le acusaron de amiguismo por haber optado por la que fue su abogada personal. "Elegí a la mejor persona que pude encontrar", se defendió ayer Bush.

"Conozco su carácter", recalcó el presidente, y añadió que Miers "comparte su filosofía" y no se apartará del credo conservador, aunque confesó que no exigió a Miers que declarase su oposición al aborto. "La conozco lo bastante bien para poder decir que no cambiará, que dentro de 20 años será la misma persona", dijo Bush.