Un ambiente de calma relativa reinaba en la mañana de este jueves en las calles de Egipto, tras la primera noche con el toque de queda, decretado este miércoles por las autoridades después de los violentos disturbios que han causado más de 400 muertos y miles de heridos.

Pese al toque de queda y el amplio despliegue de las fuerzas del orden para hacerlo cumplir, la noche no ha estado exenta de incidentes en distintas zonas. En Al Arish, capital de la provincia del Norte del Sinaí, un policía y un soldado murieron por disparos de desconocidos frente a una comisaría, según la agencia de noticias estatal Mena.

Mientras, en Qena, en el sur, al menos dos personas fallecieron a tiros durante choques entre seguidores del depuesto presidente Mohamed Mursi y las fuerzas de seguridad en los alrededores de los juzgados de esta ciudad. En Qaliubiya, al norte de El Cairo, al menos tres personas perecieron y quince resultaron heridas anoche en enfrentamientos entre los islamistas y opositores a Mursi.

Las autoridades decretaron este miércoles el estado de emergencia durante un mes y el toque de queda de 19.00 a 6.00 horas, aunque el miércoles retrasaron su inicio dos horas, por los disturbios en distintas zonas del país, que ocasionaron al menos 421 muertos y 3.572 heridos.

Desmantelamiento de las acampadas

El desencadenante de la violencia fue la operación policial lanzada para desmantelar las acampadas de los Hermanos Musulmanes, grupo al que perteneció Mursi hasta que accedió a la Presidencia, en las plazas cairotas de Rabea al Adauiya y del Nahda.

Un portavoz del Ministerio de Sanidad ha explicado que el mayor número de fallecidos en El Cairo se registró en la acampada de los seguidores del depuesto presidente en la plaza de Rabea al Adauiya, que fue destruida por las fuerzas de seguridad y donde 137 personas murieron.