El Gobierno de Hugo Chávez asumió, con ayuda militar, el control de los puertos y los aeropuertos, según lo previsto en la reforma de la ley de descentralización, horas antes de rendirse a la evidencia: falta dinero en las arcas. Tras haber asegurado durante meses que la economía venezolana estaba blindada contra la crisis económica mundial, Chávez anunció la noche del sábado medidas para adaptar la economía del país a la realidad de un barril de petróleo a 40 dólares, 20 dólares menos de lo presupuestado.

Las disposiciones incluyen un incremento del IVA del 9% a al 12%, una reducción del presupuesto del Estado del 6,7%, recortes en gastos considerados como suntuarios, la regulación de los salarios más altos de la Administración, así como un aumento del endeudamiento interno para el 2009, que alcanzará los 11.600 millones de euros.

DETALLES CUIDADOS Consciente de que para un enemigo del neoliberalismo la ejecución de un ajuste macroeconómico es un tema delicado, Chávez cuidó cada detalle de la presentación de las denominadas "medidas anticrisis", en una emisión de radio y televisión de casi tres horas. En la mayor parte de la alocución explicó cómo la crisis afecta a otros países. Habló del desempleo en EEUU y de la recesión en la zona euro.

Para suavizar el efecto de las medidas, Chávez anticipó el anuncio del tradicional incremento del salario mínimo, que hace el 1 de mayo, y dijo que se ejecutará el 10% en mayo y el 10%, en septiembre.

Consultado sobre el efecto de estos ajustes, el presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas de Venezuela, Pedro Palma, indicó que con el aumento del IVA repuntará la inflación, la cual estima en torno al 40% para el 2009.

El incremento de 20% del salario mínimo, en su opinión, significará una reducción del mismo en términos reales, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. Una medida impopular.

Palma dijo que la reducción del gasto público se reflejaría en una contracción de la actividad económica y en menores oportunidades para empresas y trabajadores, ya que en Venezuela el sector público se ha convertido en el gran dinamizador de la economía pues "el sector privado está amenazado y acosado".

CON MILITARES Por otra parte, funcionarios, acompañados de efectivos militares y, en algunos casos, respaldados por militantes chavistas, se movilizaron en la madrugada del sábado para tomar los puertos y aeropuertos de los estados de Carabobo, Nueva Esparta y Zulia, donde gobierna la oposición. Sucedió lo mismo en el estado de Anzoátegui, aunque sin presencia militar, pues allí gobierna un seguidor de Chávez. Las tomas se realizaron sin resistencia.

En este sentido, la oposición mantuvo su política, que podría resumirse en la frase "protestar pero acatar"; es decir, protesta cuando considera que el Gobierno toma una decisión ilegal, pero finalmente acata las medidas para evitar enfrentamientos innecesarios.