Chile inició ayer una nueva etapa de su historia republicana de la mano de una mujer soltera, socialista y agnóstica: Michelle Bachelet fue investida presidenta durante una ceremonia en el Congreso, ubicado en la ciudad de Valparaíso, donde el estricto rigor del protocolo cedió paso a una inédita emoción en los ceremoniales de este país. Cuando el presidente del Senado y exjefe de Estado, Eduardo Frei Tagle, le puso la banda presidencial, el grito de "Olé, olé, olé, Michelle, Michelle" resonó en el auditorio.

La presidenta, la primera del país, tomó luego juramento a su equipo de ministros, salió del Congreso e inició su recorrido por las calles de esta ciudad portuaria ubicada a 120 kilómetros de Santiago. Minutos más tarde, almorzó en el palacio presidencial con sus invitados, entre ellos la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice; los presidentes de Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, Luiz Inácio Lula da Silva, Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Evo Morales, respectivamente, y el príncipe Felipe.

En sus últimos minutos como jefe de Estado, Lagos se convirtió en Valparaíso en el otro gran protagonista de la ceremonia. Al llegar al Congreso, recibió una ola de aplausos que se prolongó durante varios minutos.