No le ha salido bien a las autoridades israelís el ensayo general de la evacuación de las colonias de Gaza. Después de que, el domingo, colonos y soldados se enfrentaran --unas 20 personas resultaron heridas-- durante la destrucción de unas casas abandonadas en Gush Katif, ayer un grupo de jóvenes se parapetaron en las ruinas para volver a levantar los edificios. "Cada vez que el Ejército destruya, nosotros construiremos", dijo el líder de ultraderecha israelí Itamar Ben Gvir.

Planeada en secreto para evitar filtraciones que pusieran a los colonos sobre aviso, la primera operación en Gush Katif ha puesto sobre la mesa todos los problemas que deberán afrontar el Ejército israelí y el Gobierno de Ariel Sharon cuando la evacuación comience en serio, en agosto cuando los soldados deban evacuar a 8.000 personas.

El Ejército israelí se quejaba ayer de que la prensa ha sobredimensionado los enfrentamientos y el regreso de los colonos. Los titulares hablan de colonos atrincherados y de la construcción de un nuevo enclave, cuando, hasta ahora, en la zona hay más periodistas que colonos.

Miles de coches en todo el país aparcaron en los arcenes 15 minutos para protestar contra el plan del primer ministro. Los conductores llevaban prendas de color naranja --el símbolo contra la evacuación-- y pancartas con lemas como: "Judíos no expulsan a judíos".

Por otro lado, un tribunal militar israelí declaró ayer culpable de homicidio, obstrucción de la justicia y perjurio a un soldado por la muerte de un activista británico en Rafá en el 2003.