El científico David Kelly se sintió traicionado por sus jefes del Ministerio de Defensa británico cuando se enteró de que su nombre se iba a hacer público como la fuente en la que la BBC basó su información sobre el polémico dosier para justificar la guerra. Según reveló ayer en la investigación del juez James Hutton el periodista de The Sunday Times Nick Rufford, el experto se "indignó" cuando le comunicaron, el 9 de abril, que los periódicos lo identificarían como el funcionario que admitió haberse reunido con Andrew Gilligan, de la BBC.

Un Kelly "pálido y con aspecto cansado" comentó a su amigo Rufford que estaba "bastante indignado", ya que en el ministerio le habían asegurado que su nombre "se mantendría en secreto".