Ha llegado la hora de la diplomacia para frenar el baño de sangre de Irak y atenuar el temor a que el conflicto se extienda por la región. Estados Unidos y sus dos bestias negras, Irán y Siria, se sentaron ayer en una misma mesa en Bagdad para participar en una conferencia internacional que busque soluciones a una guerra que estalló hace cuatro años y que ha causado decenas de miles de muertos, la mayoría civiles. Una nueva conferencia, a nivel ministerial, deberá celebrarse en abril, probablemente en Estambul, e incluso la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, manifestó ayer su disposición a asistir.

El embajador estadounidense en Irak, Zalmay Khalilzaid, dijo ayer que había mantenido conversaciones "directas" con los representantes iranís. En la conferencia, organizada por el Gobierno iraquí, participaron delegaciones del resto de países que comparten fronteras con Irak y de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. "He hablado directamente con ellos los iranís en presencia de otros", dijo ayer Khalilzaid. El diplomático norteamericano calificó además las conversaciones mantenidas en el marco de la conferencia de "constructivas y eficaces". Aunque la delegación estadounidense aprovechó para reiterar sus acusaciones contra Irán y Siria de apoyar a los grupos armados que operan en Irak.

PRECISION IRANI El delegado iraní, Abás Araghachi, se limitó a decir que no había mantenido ningún encuentro privado con los estadounidenses, para acto seguido exigir la salida de las tropas de ocupación. "La presencia de tropas extranjeras no puede ayudar a la seguridad de Irak a largo plazo. Necesitamos un calendario de retirada", sostuvo. En la apertura de la reunión, el primer ministro de Irak, el chií Nuri al-Maliki, pidió a los países de la región, en referencia a Siria e Irán, que dejen de utilizar territorio iraquí como "campo de batalla" y que cooperen en la resolución del conflicto. En su opinión, Irak sufre las consecuencias de la guerra contra el terrorismo, "una epidemia internacional cuyo precio paga el pueblo iraquí", aseguró.

Cuatro años de guerra no han hecho más que sembrar Irak de muertos, heridos y desplazados. El conflicto no solo enfrenta a las fuerzas gubernamentales y de ocupación con los grupos de la resistencia y organizaciones terroristas, sino también a extremistas sunís y chiís. Ayer, sin ir más lejos, otro atentado suicida mató a una veintena de personas en Ciudad Sadr, mientras que dos morteros cayeron no lejos del Ministerio de Exteriores, sede de la conferencia.