Por vez primera desde que saltara a la luz pública el escándalo por las torturas a presos iraquís, las fuerzas de la coalición pusieron ayer en libertad a más de 300 detenidos de la prisión de Abú Graib, convertida ahora, a ojos de la población local y de una parte importante de la opinión pública mundial, en el símbolo de los excesos estadounidenses en Irak. Cinco autobuses, escoltados por vehículos militares, salieron a primera hora de la mañana del recinto penitenciario y trasladaron a los liberados hasta varias comisarías en la capital iraquí, donde fueron puestos en libertad.

Desde enero, la coalición ha liberado periódicamente a decenas de iraquís recluidos en Abú Graib, donde se calcula que malviven alrededor de 3.800 presos. La liberación de ayer adquirió especial notoriedad, ya que se produce en medio de la tormenta política causada por las denuncias de torturas y un día después de la visita del secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld.

DETENIDOS POR ERROR El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) calcula que gran parte de los presos en Irak, entre el 70% y el 90%, se encuentran detenidos por error. Las nuevas autoridades penitenciarias de Abú Graib planean reducir el número de internos a una cifra que oscile entre 1.500 y 2.000 reclusos para finales de junio. Las condiciones de vida en este recinto, ya difíciles, podrían deteriorarse con la llegada del largo y caluroso verano iraquí.

Mientras los detalles del escándalo de los malos tratos a presos iraquís erosionaban todavía más la credibilidad y la imagen de EEUU en el mundo árabe, la organización Al Qaeda en Arabia Saudí confirmó, a través de un mensaje publicado en una página web, que sus militantes participan activamente en el conflicto iraquí. "En nuestra guerra santa en la península arábiga, servimos también a la causa iraquí; estamos en permanente contacto y apoyamos a los muyahidines en Irak", reza la declaración, atribuida a Abdulaziz al Muqrin, uno de los dirigentes de Al Qaeda en Arabia Saudí.

EEUU considera que el dispositivo de la red de Osama bin Laden en Irak está dirigido por Abú Musab al Zarqaui, quien se atribuyó la decapitación personal del norteamericano Nick Berg, grabada en vídeo y difundida por internet. Con esta actuación, Zarqaui quiso demostrar a sus seguidores que no teme matar con sus propias manos, según opinan los expertos.