El primer ministro de Tailandia, Abhisit Vejjajiva, tomó ayer medidas excepcionales para frenar la ola de protestas de la oposición que exige su dimisión. El Gobierno decretó el estado de excepción en la capital, Bangkok, y en las cinco provincias vecinas, y sacó al Ejército a la calle. La crisis política que parece no tener fin amenaza con arrastrar al país a un estado de caos que podría precipitar la intervención de la cúpula militar, como ya ocurrió hace tan solo cinco años.

"Poned fin a las protestas", exigió ayer Vejjajiva en un mensaje emitido por la televisión del país. "El Gobierno necesita aplicar las medidas recogidas en el decreto del estado de excepción para restablecer la paz en la nación", añadió. Poco después, medio centenar de manifestantes lograron entrar en el edificio gubernamental sin que la policía pusiera demasiada resistencia. Los agentes solo reaccionaron con disparos al aire cuando un segundo grupo de manifestantes intentó emular a los que habían logrado entrar. El vehículo del primer ministro fue golpeado con palos cuando salió del ministerio. Hubo seis heridos.

Otro de los centros neurálgicos de la protesta fue la Casa del Gobierno, asediada desde el pasado 26 de marzo por más de 15.000 activistas vestidos con camisetas rojas, color del opositor Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura (FUDD), que apoya al exprimer ministro Thaksin Shinawatra, en el exilio desde que un golpe de Estado le echó del poder en el 2006.

En un mensaje telefónico, retransmitido a los manifestantes, Shinawatra, agradeció a los militares no haber hecho uso de la fuerza contra sus seguidores. "Los soldados pueden unirse a las camisas rojas para ayudarnos a lograr la democracia para el pueblo". espetó. El exprimer ministro, condenado en rebeldía a dos años de prisión por corrupción, advirtió a las autoridades que regresará al país si las autoridades hacen uso de la fuerza para reprimir a los manifestantes.

Uno de los lideres de los camisas rojas , Jakraporn Penkai, exministro del derrocado Gobierno de Shinawatra, dijo ayer que el FUDD está preparado para "luchar contra el brutal Gobierno de cualquier forma posible" y vaticinó que el actual primer ministro "tiene los días contados".

La presencia de soldados y vehículos blindados en las calles obligó al Ejército a lanzar un mensaje de calma a la población. Un portavoz de los militares advirtió por televisión que no se trataba de un golpe de estado sino de medidas de seguridad decretadas por el Ejecutivo para proteger edificios públicos.

El viceprimer ministro encargado de la seguridad, Suthep Thaungsuban, pidió a las fuerzas de seguridad que cumplan con su cometido de "restaurar la normalidad lo más rápido posible". Han actuado, y por ahora han sido muy suaves en sus respuestas.

POLEMICA VOTACION Así sucedió el sábado en Pattaya durante la celebración de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación Nacional del Sureste Asiático (ASEAN), que finalmente fue suspendida debido a las protestas. Los manifestantes lograron entrar sin casi forcejeo en el hotel donde se celebraba la cumbre, lo que obligó al Gobierno tailandés a evacuar a los líderes asiáticos en helicópteros.

La oposición acusa al primer ministro de antidemocrático. Vejjajiva alcanzó la jefatura del Ejecutivo en diciembre, tras una polémica votación en el Parlamento. Tras las elecciones del 2007, posteriores al golpe de estado del año anterior, los gobiernos de Tailandia han estado dirigidos por dos primeros ministros próximos a Shinawastra.