Con azoramiento o sorpresa, entre la furia y la pesadumbre, mucho se ha hablado de Emmanuel, el niño colombiano de tres años y medio nacido en cautividad mientras su madre, Clara Rojas, era rehén de las FARC y encontrado en un estado de "dramático abandono social" y bajo otra identidad. Su caso es, sin embargo, el árbol que cubre el bosque de un drama mayor: el de las víctimas infantiles del conflicto que atraviesa Colombia como una daga.

Según cifras del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), en 7.343 de sus "hogares sustitutos" se encuentran 15.853 niños protegidos por diferentes situaciones (abandono o pérdida de custodia). Solo uno de ellos es Emmanuel.

´Abejitas´ y ´campanitas´

La Fundación País Libre estima que unos 60 menores son actualmente cautivos de los grupos guerrilleros y los paramilitares. En los últimos 12 años, 2.567 niños corrieron la misma suerte. No se trata solo de números: son vidas truncadas.

El caso Emmanuel llegó a las primeras páginas de los diarios con cierto sensacionalismo por el hecho de que su madre, Clara Rojas, lo tuvo en cautiverio. Emmanuel debió de ser el menor de todos los del campamento, pero seguramente no era el único niño entre los insurgentes. Según Unicef, entre 10.000 y 13.000 menores han sido reclutados por la guerrilla o los paramilitares, pese a que las normas del derecho internacional humanitario lo prohíben.

Las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) los bautizaron como abejitas : son capaces de picar antes de que sus enemigos los puedan advertir. Los paras llaman campanitas a los suyos: son la voz de alarma. Un informe de la Defensoría del Pueblo arroja cifras escalofriantes: en algunas unidades guerrilleras hay más de un 30% de niños combatientes. "Hay áreas donde los niños piden insistentemente entrar en la guerrilla, pero también hay casos en que las mismas madres las que llevan a sus hijos, desesperadas porque hay una situación de miseria", reveló El Tiempo .

Huyen del hambre y los encuentra la muerte. En la última década, más de 1.000 niños fallecidos no pudieron ser identificados. Pese a que se recopilaron las fotos de los pequeños en tres álbumes y a que los documentos fueron llevados por la Cruz Roja Internacional a la antigua zona de distensión , sus padres no reclaman los restos.

Blanca Valenzuela, coordinadora nacional del Grupo de Atención a Víctimas de la Violencia del ICBF, señaló que, al ser capturados por el Ejército, los cientos de niños guerrilleros quedan en manos de la Defensoría o de los juzgados. Después pasan a cargo del ICBF. Las estadísticas dicen que el 12% de los menores son recibidos con enfermedades como la leishmaniosis, el paludismo y trastornos mentales. "Están temblando, llorando, pidiendo socorro, porque los efectos psicológicos de los combates son muy graves y difíciles de curar",, explicó Valenzuela. Los efectos del conflicto no concluyen ahí. A eso debe sumarse los miles de desplazados por la violencia, y las 449 criaturas que desde 1990 hasta abril del 2007 fueron víctimas de minas antipersona. De ellas, 149 murieron.

Muertes evitables

La desgracia ronda a la infancia colombiana, más allá del teatro de operaciones. Paul Martín, el representante de Unicef para Colombia, alertó de que en el 2007 unos 21.000 niños murieron por causas prevenibles, como la desnutrición, por no tener acceso a servicios de salud o por falta de agua potable.

Para Martín, todavía hay algo peor: la violencia intrafamiliar. Elvira Forero, la directora del ICBF, ha revelado que los casos de maltrato infantil han crecido escandalosamente. En el 2004 hubo 36.000 denuncias; en el 2005, 47.979; en el 2006, 54.310. Las cifras del 2007 serán peores. Emmanuel apenas es uno de los nombres del enorme infortunio nacional.