Las protestas populares en la capital de Hungría, Budapest, para exigir la dimisión del primer ministro Ferenc Gyurcsany, pueden tener un efecto colateral en uno de los sectores económicos que pesa más en el producto interior bruto del país: el turismo. El año pasado, los hoteles, el cátering y el comercio representaron ya el 13,2% de la economía húngara, solo superado por el sector de las manufacturas, minas y servicios públicos (22,3%).

Uno de los países emisores de turistas con ese destino que más ha crecido en los últimos años es España, con un aumento del 50% entre el 2000 y el 2005 y del 10% el último año. Según la Oficina Nacional de Turismo de Hungría, visitaron ese país 131.100 españoles el 2005. Se trata de un cliente muy apreciado, porque su estancia media es de 2,6 noches, mayor que la de los visitantes de los países más cercanos, como Alemania, su primer mercado.

EN AVION La gran mayoría de españoles viajan en avión y suelen hacer coincidir la visita a Budapest con Praga y Viena, según explica Francisco Carnerero, presidente de una Asociación de Agencias de Viajes. Budapest se ha situado en el plano turístico mundial de la mano de las otras dos capitales, que tienen mejores conexiones aeroportuarias.

El cónsul general de Hungría en Barcelona, Ferenc Szabo, destacó que el Ministerio de Asuntos Exteriores español no ha hecho ninguna recomendación en contra de viajar. El diplomático también remarcó a los turistas que eviten mezclarse con las manifestaciones, no fotografíen de cerca a sus protagonistas y, si detectan presencia policial en algún punto de la ciudad, tampoco lo visiten.

El déficit público, la economía sumergida y la fuga de capitales son los principales problemas que afectan a la economía húngara. En este sentido, el plan de rigor presentado por el primer ministro socialista, Ferenc Gyurcsany, era imprescindible para reducir el déficit en torno al 10% del producto interior bruto (PIB) este año. En realidad, cualquier gobierno, de izquierdas o conservador debía abordar estos problemas para solventar el déficit y la economía sumergida.