Alemania afronta alarmada la amenaza de la consolidación de la pobreza y de una progresiva desaparición de la clase media. El último informe del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales ofrece datos desoladores. Uno de cada ocho alemanes es pobre, y otro escapa de la pobreza solo gracias a las ayudas sociales del Estado. Además, los sueldos más bajos han caído, mientras los altos han subido. El abismo entre pobres y ricos es cada vez mayor, y las recetas de los socios de Gobierno van en sentido opuesto.

"Hoy presentamos un informe cargado de luces y sombras", decía ayer el ministro de Trabajo alemán, Olaf Scholz (SPD, socialdemócrata). Las sombras saltan a la vista. De no ser por el aún sólido sistema social alemán, un 26% de la población sería pobre. Esto, según el baremo de la UE, significa ganar menos de un 60% de los ingresos medios, lo que en Alemania se traduce en 781 euros netos al mes para un soltero y 1.640 para una familia con dos hijos menores de 14 años. Aunque las últimas cifras oficiales son del 2005, los datos más recientes confirman su vigencia.

TAMBIEN MAS RICOS Paralelamente, el número de ricos ha aumentado hasta llegar al 8,8% de la población. Se consideran ricos los que obtienen más de un 200% de los ingresos medios, es decir 3.418 euros netos mensuales para un soltero y 7.178 para una familia con dos hijos. El informe refleja que los ingresos de los que más ganan tienden a subir --aunque no da una cifra--, mientras que los de los que menos ganan van a la baja. Entre el 2002 y el 2005, los sueldos brutos bajaron un 4,7%. Estos cambios de distribución de la riqueza se traducen también en una reducción de la clase media.

La noticia desató reacciones en todos los frentes y tensión en la coalición de Gobierno. La unión CDU/CSU (democristiana) de la cancillera Angela Merkel no tardó en pedir una reducción de impuestos para la clase media y un descenso en las cuotas del seguro por desempleo. La oposición liberal (FDP) y el partido de izquierda Die Linke culparon a los socialdemócratas por sus reformas y apuntaron que, desde que el SPD llegó al Gobierno en 1998, el número de ricos se ha doblado, mientras aumentaba la pobreza y la clase media disminuía en más de cinco millones de personas.

También algunos miembros del SPD hablaron de reformas del sistema impositivo para que los ricos paguen más. Pero el ministro socialdemócrata tenía otro objetivo: defender la introducción del salario mínimo interprofesional regulado por ley, que se ha convertido en una de las bazas electorales del SPD para recuperar a los votantes desencantados. "Somos de los pocos países democráticos europeos que carecen de salario mínimo", subrayó Scholz a los que se lo pidieron.