El tira y afloja de los 188 países, reunidos durante un mes en la sede de la ONU para detener la proliferación de armas nucleares, se cerró ayer sin avances. Ha sido "una oportunidad perdida", lamentaron delegados de todo el mundo, que echaron la culpa a EEUU y Egipto por el fracaso. Con las crecientes tensiones internacionales por el programa norcoreano de armas atómicas, y con las ambiciones nucleares iranís como telón de fondo, EEUU trató de concentrar las discusiones en el peligro nuclear que suponen los estados paria en la lucha antiterrorista. Así, chocó con los países no alineados, que resaltaron la necesidad de progresar también hacia el desarme de las potencias nucleares. Egipto insistió, además, en que se aprobase "algún tipo de embargo para la transferencia de material nuclear a Israel".

INTRANSIGENCIA "Están hablando sobre temas pasados y olvidan que, desde el 2000, se ha producido el 11-S", recalcó el portavoz estadounidense, Richard Grinell. Pero esta postura incluso fue criticada por el exdiplomático estadounidense Thomas Graham. "Por trágico que fuera el 11-S, no creo que su efecto haya cambiado las obligaciones de EEUU respecto al tratado", opinó. La Administración de Bush "ha sido muy intransigente", añadió. Para Graham, el "rotundo fracaso" de la conferencia es más preocupante aún porque se produce "cuando el tratado está más debilitado que nunca".

"Siento que esta conferencia no haya alcanzado el consenso", dijo ayer su presidente, el delegado brasileño Sergio Duarte. Fue la séptima conferencia celebrada para revisar los progresos en la aplicación del Tratado de No Proliferación (TNP), que está vigente desde 1970 y que aspira a que las cinco potencias nucleares reconocidas como tal --EEUU, Rusia, Francia, China y Gran Bretaña-- eliminen sus arsenales a cambio de que los otros 183 firmantes del tratado se comprometan a no desarrollarlas.