El Gobierno francés ha abierto una brecha en los sindicatos ferroviarios, de forma que la movilización contra la reforma de los regímenes especiales de las pensiones quedó ayer bastante debilitada. Si el jueves la huelga del transporte fue un éxito en toda Francia, el paro de ayer tuvo una respuesta irregular. Solo dos de los ocho sindicatos de ferroviarios secundaron la convocatoria. Por la mañana, circularon uno de cada dos trenes, y por la tarde el tráfico quedó restablecido. El lunes, los agentes sociales se reunirán de nuevo para plantear nuevas acciones.

Tanto el presidente, Nicolas Sarkozy, como el primer ministro, François Fillon, reiteraron que el Ejecutivo no cederá. Una posición que tiene el apoyo ciudadano. Un sondeo indica que el 67% de los franceses quieren que el Gobierno no dé marcha atrás.