El Grupo de Río, un mecanismo de consulta formado por los 22 países latinoamericanos y sin la participación de Washington, abrió ayer en Brasil sus puertas a Cuba en calidad de miembro pleno y ante la presencia de su presidente, Raúl Castro. "Esto es una señal muy fuerte, ya no manda Estados Unidos (en la región)", dijo el venezolano Hugo Chávez en Costa do Sauípe.

La incorporación de La Habana al Grupo de Río ha sido promovida especialmente por Brasil y México, y para los entendidos, tiene efectos de más largo alcance. En algunos círculos diplomáticos, se la ve como la posible escala previa al regreso de la isla a la Organización de Estados Americanos (OEA), de la que fue expulsada en 1962, en uno de los momentos más calientes de su enfrentamiento con EEUU.

El mexicano Felipe Calderón se reunió a su vez en privado con el cubano. Al concluir el encuentro, ambos expresaron su "satisfacción" por la "regeneración" de los vínculos bilaterales.

La cumbre de América Latina y el Caribe se propone analizar los efectos de la crisis financiera internacional. Para Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, hay que enfrentarla con mayor integración y sin injerencias.