La ayuda humanitaria comienza a llegar a los hospitales haitianos tras días de colapso por el devastador terremoto del martes, mientras el Gobierno planea evacuaciones masivas en prevención de posibles epidemias. Así lo confirmó ayer a Efe el ministro haitiano de Interior, Antoine Bien-Aimé, como una de las mejores soluciones ante la presencia en la capital de unos 600.000 personas que se han quedado sin techo tras el seísmo, que calcula que mató a unas 100.000 personas, la mayoría de ellas, alrededor de 70.000, en la capital, Puerto Príncipe.

"En muchos casos vamos a tener que proceder al desplazamiento de la población, y planeamos construir campamentos provisionales para recibir a las víctimas" y evitar así las epidemias que se desatarán en el momento en que comiencen las lluvias, dijo el ministro. Muchos haitianos, hastiados por el abandono a su suerte, protagonizaron ayer de nuevo saqueos a comercios y atracos a los viandantes en pleno centro de la capital, ante la mirada impasible de policías y miembros de la ONU. Una réplica de 4,5 grados en la escala de Richter, según el Instituto geológico de Estados Unidos, volvió a sacudir ayer la nación caribeña y a sembrar el pánico en la capital. El epicentro se registró a 25 kilómetros al oeste de Puerto Príncipe, donde el temblor obligó a paralizar temporalmente las tareas de rescate de víctimas del terremoto, que según la ONU ha causado una "catástrofe histórica".

CARPAS PARA PROTEGERSE La Organización Internacional de Migraciones (OIM) ha entregado una gran cantidad de carpas para los damnificados pero el Gobierno aún no ha comenzado a distribuirlas "pues estudiamos si es mejor darles las tiendas o desplazarlos masivamente", agregó el ministro de Interior.

El titular de Sanidad haitiano, Alex Larsen, explicó que el Gobierno está animando a todos los damnificados con familiares en el interior del país que se trasladen a casas de sus parientes y abandonen la ciudad. "En el momento en que empecemos a derruir las casas que han sido dañadas, la atmósfera será irrespirable, porque aparecerán nuevos cadáveres", advirtió, y puntualizó que las operaciones de demolición de esas casas dañadas ya han comenzado con equipos que utilizan formol como desinfectante.

En cuanto al número de cadáveres encontrados, Larsen dijo que han sido "algo más de 25.000", la mayor parte de los cuales ha ido a parar a fosas comunes donde son cubiertos con cal viva y luego con tierra. Ante las críticas por una supuesta intención del Gobierno de quemar los cadáveres como medio más seguro de evitar las epidemias, Larsen no lo descartó: "Aún no hemos tomado la decisión", dijo.

Los dos ministros justificaron la tardanza en atender a los heridos por los gravísimos daños en las infraestructuras y en las comunicaciones, y ya el viernes el Gobierno pudo repartir asistencia para unas 30.000 personas: galletas proteínicas, agua y productos para la higiene, según el titular de Interior. "Confiamos en ir aumentando el número de beneficiarios y en poder repartir alimentos secos con ayuda del Programa Alimentario Mundial", dijo, y agradeció particularmente los esfuerzos de la República Dominicana que ha repartido por su cuenta alimentos y equipos de cocina por el país. Efectivamente, el país vecino ha donado unas enormes cocinas de campaña con capacidad para alimentar a diez mil personas cada una y que han sido instaladas en la zona industrial de la capital, según dijeron fuentes de la Embajada dominicana.

Según pudo comprobar Efe, el Hospital General, mayor centro médico del país, ya ha comenzado a recibir medicinas, material paramédico y alimentos para los enfermos, tras tres días de parálisis total, si bien el gerente general, Guy Laroche, puntualizó que toda la ayuda "ha sido de ONGs, y no del gobierno".

LOS CAMPAMENTOS Peor es la situación en los campamentos de surgidos espontáneamente en parques y plazas de la capital, donde no es apreciable por el momento ninguna llegada de ayuda exterior y los sin techo no tienen prácticamente qué comer. El miembro de la Protección Civil de Puerto Príncipe Benoit Frantz dijo que en estos refugios improvisados nadie ha visto llegar ayuda alguna, por lo que la gente se abastece de alimentos como puede, y se quejó también de la falta de medicinas, agua y aseos portátiles.