La maltrecha tregua, a estas alturas más invocada que respetada, murió ayer definitivamente. Tanto Hamás como las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa anunciaron el final de su compromiso con el alto el fuego, una decisión tomada en solidaridad con la Yihad Islámica por el asesinato, el jueves, de tres milicianos de este grupo en el campo de refugiados de Yabalia.

Por segundo día consecutivo, el Ejército hebreo se cebó con los militantes de las facciones palestinas como represalia del atentado suicida de Hadera. Un misil impactó contra un vehículo al norte de Gaza, causando la muerte a un miembro de las Brigadas de Al Aqsa. Según fuentes militares, su coche transportaba proyectiles Kasam para ser lanzados contra Israel. El misil israelí acabó, además, con la vida de cuatro civiles, uno de ellos de 15 años.