Nada de cesiones, nada de marcha atrás, nada de pactos. Lejos de acatar el ultimátum lanzado por el Consejo de Seguridad de la ONU de suspender sus actividades de enriquecimiento de uranio en el plazo de un mes, las autoridades de Teherán tomaron el guante lanzado en la víspera por el máximo organismo de Naciones Unidas y anunciaron ayer la puesta en marcha de 3.000 nuevas centrifugadoras nucleares, según anunció el domingo el jefe iraní de las negociaciones nucleares, Alí Lariyani.

"Nuestra respuesta inmediata a la resolución es que a partir de mañana el lunes vamos a poner en marcha 3.000 centrifugadoras en la central de Natanz, una medida que llevaremos adelante a toda velocidad", dijo Lariyani al rotativo Kayhan .

VETO A LAS IMPORTACIONES La resolución 1.737, adoptada por unanimidad por los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, decreta, en el caso de que Teherán incumpla con sus demandas, la prohibición a los estados miembros de la ONU de exportar material y tecnología que Teherán pueda utilizar para sus programas nucleares y de misiles. Además, contempla la congelación de los activos financieros a compañías e individuos claves en estos programas.

En una muestra adicional de que Teherán no piensa ceder ante las pretensiones de la ONU, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, convocó en un mitin a los veteranos de la guerra irano-iraquí de los años 80, precisamente en el mismo lugar donde se hallaba la antigua embajada de EEUU, que fue secuestrada durante más de un año por Guardianes de la Revolución, tras la caída del sha. "Irán es un país nuclear, quiera o no quiera Occidente", afirmó el ultraconservador jefe del Estado de Irán. Ahmadineyad manifestó que es mejor para los países occidentales "que convivan con un Irán nuclear", y subrayó que "ellos Occidente intentan dividir la unión de los iranís e imaginan que con este trozo de papel roto --en referencia a la resolución-- pueden asustarnos".

El máximo mandatario iraní manifestó que "la resolución de la ONU no preocupa al pueblo iraní ni le hará daño", y agregó que "los países que han firmado este documento se arrepentirán por la estrechez de su gesto".

RESOLUCION SIN EFECTO Otro de los dirigentes iranís en reaccionar fue el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Mohamed Alí Hoseini. En su habitual rueda de prensa de los domingos, Alí Hoseini se mostró contrario a la decisión de la ONU y dijo que la resolución "no tendrá ningún efecto sobre la voluntad nacional del pueblo iraní de seguir su camino nuclear". La República Islámica de Irán seguirá con sus actividades nucleares con fines pacíficos ya que "la resolución aprobada no puede poner ningún obstáculo" a las pretensiones de Teherán.

El Parlamento iraní se sumó a la ola de reacciones en contra de la resolución internacional. La Cámara aprobó el domingo un proyecto de ley para que el Gobierno reconsidere su cooperación con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Con 184 votos a favor de los 202 diputados presentes, la asamblea se pronunció a favor de poner límites a las relaciones con agencia nuclear de la ONU.

El portavoz Gholam Alí Hadad Adel dijo ante los diputados que la resolución adoptada "es un claro símbolo de la injusticia".

"Esta resolución es claramente política y demuestra que se trata de presionar a la República Islámica de Irán mientras intenta conseguir la independencia", manifestó Adel ante los diputados presentes en la sesión, que gritaron numerosas consignas de "muerte a EEUU", dijo.