La isla italiana de Lampedusa, situada a unos 100 kilómetros de las costas africanas, fue escenario, durante la noche del viernes al sábado, de cuatro desembarcos seguidos, que dejaron en tierra a un total de 333 inmigrantes. Con las nuevas llegadas, se elevan a más de un millar los sin papeles que en la última semana han recalado en la isla.

Los servicios de emergencia de la capitanía del puerto de Lampedusa confesaron que vivieron una noche de pesadilla que empezó a última hora del viernes, con la llegada de 66 inmigrantes, en su mayoría africanos, que viajaban en dos embarcaciones interceptadas cuando se encontraban a pocas millas de la costa. Una de las barcazas, con 40 personas a bordo, estaba a punto de naufragar cuando fue socorrida.

Mientras se atendía a los dos grupos, otros 177 inmigrantes descendían desordenadamente de otra barca que fue interceptada al entrar en el puerto. A las tres de la madrugada, entró una nueva barcaza con 90 personas.

Los inmigrantes, entre los que hay varios menores de edad, declararon que proceden del Magreb y de varios países africanos, entre ellos Sudán y Liberia, pero también de Irán y los territorios palestinos.