Japón recortó este lunes en ocho décimas el crecimiento de su PIB entre julio y septiembre hasta situarlo en un 1,1 por ciento a ritmo anual, lo que aumenta las dudas en cuanto a la fortaleza de la recuperación nipona impulsada por el primer ministro, Shinzo Abe.

La revisión del dato también implicó que la economía nipona avanzó un 0,3 por ciento con respecto al trimestre abril-junio, a diferencia del 0,5 estimado inicialmente.

El nulo incremento de la inversión de capital corporativo -que el Gobierno había situado en noviembre en el 0,2 por ciento intertrimestral pero que resultó plano según la revisión publicada hoy- volvió a quedar subrayado como tarea pendiente para el Gabinete Abe.

El primer ministro considera éste un componente clave para solidificar la mejora económica, aunque la sintonía que ha mantenido en los últimos meses con el sector empresarial no ha sido todo lo buena que se preveía antes de su llegada al poder en diciembre de 2012.

Además de buscar un mayor gasto de capital, el jefe de Gobierno ha pedido subidas salariales a las grandes compañías, la mayoría de las cuales ha obviado hasta ahora el mensaje porque exige antes una rebaja del impuesto de sociedades.

Una subida salarial podría dar un fuerte impulso al consumo privado, pilar que supone el 60 por ciento de la economía nipona y que en la revisión publicada hoy vio incrementado en una décima su avance intertrimestral en julio-septiembre.