El esperado alegato inicial en su defensa del exlíder serbobosnio Radovan Karadzic ante el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY) de La Haya fue cualquier cosa menos un acto de contrición. Para el acusado de 11 cargos de genocidio, crímenes de guerra y de lesa humanidad durante la guerra de Bosnia (1992-95), su causa era "justa y sagrada" y "cuanto hicieron los serbios fue en legítima defensa".

Karadzic desgranó lo que calificó de "la pura verdad" en una intervención de casi cinco horas. "Queríamos vivir con los musulmanes, pero no bajo su yugo, en un régimen donde se vulneraran nuestros derechos fundamentales", afirmó el que fuera presidente de la República de los Serbios de Bosnia, que insistió en responsabilizar de la guerra a los croatas y, en especial, a los musulmanes bosnios.