Una populista de derechas y un exbanquero neoliberal, Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski, realizaron la noche del jueves sus últimos esfuerzos para ganar los corazones de los peruanos que todavía no saben a quién votar el domingo en la segunda vuelta presidencial.

El cierre de campaña de los candidatos de Fuerza Popular y Peruanos Por el Kambio (PPK) combinó, en ambos casos, el tono festivo y la advertencia. Fujimori y su rival se parecieron a dos gotas de agua en sus rituales: mucha música, baile y fuegos artificiales, además de la promesa de un futuro venturoso. Una y otro se acusaron mutuamente de lo peor. Las últimas encuestas muestran que, a diferencia de 2011, Keiko, "la hija prometida” de Alberto Fujimori, el dictador encarcelado por delitos de lesa humanidad, está mucho más cerca de alcanzar la victoria. Lleva cinco puntos de ventaja que solo los indecisos, casi un 12% del padrón, podría lograr reducirlos.

A lo largo del día, Fujimori repitió en distintos puntos del país lo que ya es usual en su campaña electoral: mostrarse como alguien cercano a los hombres y mujeres a los que el crecimiento macroeconómico de la última década les llegó como un rumor y, ocasionalmente, en migajas de prosperidad.

A ellos les dijo que, cuando sea presidenta, los beneficios de los empresarios y emprendedores también serán suyos. Keiko tiene una relación emocional con ese “Perú profundo”, acaso un legado de las generaciones que todavía ven a su padre como alguien que se preocupó por ellos. La candidata explotó al máximo ese capital y, en la búsqueda de la cuadratura del círculo, también intentó mostrarse como alguien tolerante que quiere nutrirse de todas las corrientes políticas.

EL PELIGRO DE UN NARCOESTADO

Peruanos por el Kambio concluyó sus mítines con la misma admonición: si gana una Fujimori, Perú corre el peligro de convertirse en un narcoestado. “Nos faltan tres días para la gran disyuntiva que enfrenta el Perú: o te vas al abismo o subes al cerro donde la luz del cielo te ilumina”, dijo Kuczynski. Solo él es capaz de garantizar un mejor reparto de la riqueza que solo alcanza a pocos. “Yo les pido que el domingo voten por un equipo responsable, con un jefe honesto, competente y experimentado, que es quien les habla ahora; esa es la única forma de tener un país democrático y seguro, que progrese”, dijo el exbanquero.

En la primera vuelta del 10 de abril pasado, Fujimori yKuczynski obtuvieron un 39,85% y 21,01%, respectivamente. Verónika Mendoza, la candidata de izquierdas, que estuvo muy cerca de entrar a la segunda vuelta, llamó a sus votantes a respaldar a PPK. “Kuzcysnki y Keiko no son solamente dos caras del neoliberalismo, la del fujimorismo es una cara mucho peor del neoliberalismo, es la toma directa del control del Estado por parte de sectores vinculados como mínimo en lavado de activos y muchos directamente con el narcotráfico", aseguró Mendoza. En esta elección debemos elegir entre mantener la democracia o pasar a una especie de narcodictadura…”, dijo y por eso pidió el voto que el progresismo se incline por el "mal menor" para “salvar” a las instituciones”.

SOMBRAS SOBRE FUJIMORI

Hasta el momento, Keiko, cuyo partido será fuerza mayoritaria en el Congreso, ha podido neutralizar de manera sorprendente las acusaciones y sospechan que pesan sobre ella y su partido. Su crecimiento en las encuestas en las últimas dos semanas coincidió con las denuncias de vínculos con el narcotráfico contra el congresista y secretario general de la agrupación fujimorista, Joaquín Ramírez. El legislador es investigado por la DEA, la agencia antinarcóticos de Estados Unidos. Aunque abandonó su cargo en el partido, sigue siendo congresista y parte del círculo áulico de de Keiko.

ANTIFUJIMORISMO

El “antifujimorismo” es también profundo en los sectores medios. Unas 50.000 personas se movilizaron por las calles de Lima el pasado martes para rechazar la candidatura de Keiko. Allí estaban los que no quieren volver a los años noventa y sus hijos y temen que, si PPK es derrotado, el dictador saldrá pronto de la cárcel. Sin embargo, esa aversión no alcanza para detener el ascenso de una candidata que ha jugado a todo momento el juego de la identificación y la diferencia con su progenitor.

Para no ser menos, el portavoz de Fuerza Popular, Pedro Spadaro, aseguró el jueves que Kuczynski favoreció a Fernando Zevallos, un empresario encarcelado por narcotráfico y exdueño de la desaparecida aerolínea Aerocontinente.