John Kerry, secretario de Estado de Estados Unidos, ha afirmado que su país no piensa "repetir la experiencia de Irak". A diferencia de lo que ocurrió en la guerra del Golfo, el jefe de la diplomacia norteamericana ha aclarado que las operaciones militares contra Siria no contarían con la intervención de fuerzas terrestres. Kerry ha revelado que tendrán el apoyo de Francia, la Liga Árabe y Australia. La operación sería, según el secretari de Estado un mensaje también para Irán y Hezbollah, los aliados de Damasco.

El jefe de la diplomacia norteamericana ha asegurado que al menos 1.429 ciudadanos sirio, incluidos 426 niños, habrían muerto en el supuesto ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto contra un barrio de Damasco. Los cohetes utilizados provenías de instalaciones del Gobierno sirio, según el secretario de Estado.

Estados Unidos, por otra parte, tiene conocimiento de que el régimen de Bashar el Asad, al que ha calificado de "matón y asesino", ha utilizado armamento químico múltiples veces a lo largo de este año, dato que habría sido confirmado por un alto funcionario público sirio.

A este respecto, Kerry ha afirmado que los inspectores de Naciones Unidas que investigan el uso de armas químicas en Siria "no nos pueden decir nada que no sepamos ya". Estados Unidos "cree en las ONU" y respeta a los inspectores, "pero, como ha dicho [el secretario general] Ban Ki-moon, la ONU, como es su mandato, no confirmará quiénes son los autores del ataque, solo si éste se produjo".