Excesivo celo, dijeron unos. Prepotencia, señalaron otros. Lo cierto es que el presidente de Chile, Ricardo Lagos, decidió cancelar ayer una pomposa cena en honor del presidente norteamericano, George Bush, en el Palacio de la Moneda, molesto por la exigencia del servicio secreto estadounidense de que se hiciera pasar por un detector de metales a lo más granado de la política y los negocios del país anfitrión.

Y cuando se avisaba a 250 comensales de que se olvidasen de la gala, otro incidente, el sábado por la noche, alteró la celosamente custodiada cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC): un enfrentamiento entre guardaespaldas de Bush y la policía local.

Con el agasajo, la diplomacia chilena quería darle mayor lustre a la reunión de la APEC. Pero los planes se tuvieron que alterar. Fuentes del Gobierno, citadas por El Mercurio de Santiago, aseguraron que Lagos consideró "inaceptable" que las principales autoridades chilenas --presidentes de las Cámaras parlamentarias, comandantes militares, ministros y empresarios-- fueran "sometidos" a un cacheo "que resulta hasta humillante".

SIN ALFOMBRA ROJA La que iba a ser gran velada se transformó en una reunión entre Lagos y Bush, con sus más estrechos colaboradores. Debía celebrarse ayer noche --sin alfombra roja ni el protocolo que marca la Constitución-- y fue arreglada precipitadamente entre las dos cancillerías para evitar que el incidente pasara a mayores.

En cuanto al enfrentamiento con los guardaespaldas, las radios chilenas hablaron de "bochorno". La cena de los líderes de la APEC estaba a punto de servirse en el Centro Cultural Mapocho, en el centro de Santiago, y Bush llegó allí con su esposa Laura. Primero hizo lo de costumbre: posar. Pronto se le desdibujaría la optimista sonrisa.

Sus escoltas quisieron entrar al lugar, pero los policías chilenos no lo habían previsto, por lo que les bloquearon el acceso. Bush, ya junto a Lagos, seguía sonriendo en la galería, mientras la TV mostraba al mundo la pugna entre siete agentes estadounidenses y policías chilenos.

ROMPER EL PROTOCOLO Los presidentes siguieron avanzando. Fue en ese momento en el que Bush advirtió su soledad. Rompiendo el protocolo, dejó solo a Lagos y volvió sobre sus pasos hacia la puerta por la que había entrado. El rostro de Lagos se demacró cuando vio que Bush iba a rescatar con sus propias manos a uno de sus escoltas para que le acompañara a la comida.

El domingo por la mañana, los líderes de la APEC posaron para la prensa vestidos con los ponchos tradicionales de Chile denominados chamantos. Debían mostrarse distendidos, por el tenor de los acuerdos, pero su incomodidad fue palpable.

La APEC, que adoptó ayer el Compromiso de Santiago para combatir la corrupción, apoyará el rápido ingreso de Rusia y Vietnam en la Organización Mundial de Comercio.