A Robert McCartney lo mataron a cuchilladas el pasado 30 de enero a las puertas de un pub, en el centro de Belfast. McCartney, de 33 años, padre de dos hijos de corta edad, era votante del Sinn Féin y como el resto de su familia, republicano de pura cepa. De haber sido asesinado por un grupo de lealistas, el difunto sería hoy el último héroe del nacionalismo irlandés. Pero McCartney se ha convertido en un cadáver incómodo. Los que le liquidaron, por un incidente banal, fueron un grupo del IRA de su propio barrio, el Short Strand, uno de los feudos más duros del republicanismo en Irlanda del Norte.

En las paredes de este gueto del este de Belfast, donde apenas 3.000 católicos viven rodeados por 60.000 protestantes y el IRA ha actuado durante 30 años como Ejército defensor de los violentos ataques lealistas, han aparecido por primera vez pintadas insólitas. Pira Scum Out (IRA Provisional, escoria fuera ), dice el mensaje, que refleja la furia de un vecindario, cansado de los comportamientos mafiosos de los que fueran sus héroes.

"Son basura"

"Son basura", afirma Bridgeen Hagans, compañera sentimental de la víctima, dispuesta a romper la ley del silencio y a llevar a los asesinos ante la Justicia. Bridgeen no está sola. Más de 1.000 personas asistieron al funeral de McCartney, las mismas que protagonizaron una manifestación de protesta.

El día en que fue mortalmente agredido, McCartney no estaba solo. Su amigo Brendan Devine charlaba con él, cuando varios miembros del IRA le acusaron de haber hecho un gesto obsceno a una mujer que iba con ellos. En la puerta del bar, uno de los atacantes cortó el cuello a Devine y cuando McCartney trató de ayudarle, fue apuñalado en el estómago.

Los cinco hombres que cometieron la agresión regresaron tranquilamente al pub, donde se cambiaron las ropas ensangrentadas y desaparecieron. Nadie llamó a una ambulancia y los dos heridos estuvieron tendidos en la calle hasta que fueron recogidos por un coche patrulla de la policía que casualmente pasó por el lugar. Más de 70 personas presenciaron lo ocurrido, pero nadie vio nada.

Movilizar al vecindario

Quien sí está dispuesto a identificar a los cinco agresores es Devine, que se encuentra en el hospital bajo custodia policial. "No buscamos revancha, pero queremos que esos hombres se entreguen y sean juzgados", ha declarado Paula, una de las cinco hermanas de McCartney, que se han jurado no parar hasta que los criminales reciban su merecido. Sin dejarse intimidar, Paula ha movilizado al vecindario del Short Strand, repartiendo octavillas en las que se pide colaboración de los vecinos en las pesquisas policiales.

La comunidad republicana ha soportado hasta ahora castigos, palizas, amenazas y agresiones del IRA sin rechistar. Ni siquiera se alzó una voz, cuando hace poco un adolescente fue sometido a la llamada penitencia del Padre Pío. Obligado a juntar las manos, como si estuviera orando, el chico de 17 años recibió un disparo, que le atravesó las dos muñecas.

Tras un largo silencio, el Sinn Féin tuvo el lunes que hacer frente al furor de sus simpatizantes. "Quiero dejar absolutamente claro que repudio este brutal asesinato en los términos más tajantes", afirmó su presidente, Gerry Adams.