"Una luz pequeñita de Obama en la más oscura noche que dejó Bush", es el criterio de Hortensia sobre la suavización de restricciones para viajar a Cuba que acaba de ser anunciada por la nueva Administración de EEUU. Hortensia, de 80 años de edad y vecina de la barriada habanera de El Vedado, tiene a sus dos únicos hijos viviendo en EEUU, en concreto en Florida. "Cuba es un buen país para los viejos, pero no para los jóvenes", dice tras haber sacado dinero de un cajero automático. "Mis hijos me llamaron para decirme que habían comprado un pasaje para venir a verme, porque ya no está prohibido. Hace tres años que no los veo y ya soy muy mayor".

De no haber recibido la llamada, ni haber escuchado los comentarios que circulan por La Habana, Hortensia no sabría que desde el martes los cubano-estadounidenses pueden viajar a Cuba una vez al año para visitar a su familia, en vez de cada tres como impuso el expresidente de EEUU, George Bush.

La disposición no se limita a padres e hijos sino que amplía el grado de parentesco a tíos y primos. Se calcula que solo en Florida residen cerca de dos millones de exiliados cubanos, a los que hasta ahora se les impedía ver a sus familiares antes de cumplirse 36 meses desde su viaje anterior. Si un cubano-estadounidense acababa de volver a EEUU y su padre moría no podía volver a la isla hasta que no se cumpliera el plazo, a no ser que violara la ley.

Crueldad

"Eso era muy cruel. ¿Usted sabe lo que es ver a una madre acostada en un hospital, atendida por sus vecinos, porque a sus hijos los castigan en Miami si venían a ayudarla? Yo lo he visto, desde la cama", explica Lourdes, una mujer ya entrada en años que pasea ayudada con un bastón por el paseo del Prado de la capital cubana.

Los cubano-estadounidenses que visiten ahora a su familia más cercana en la isla caribeña podrán gastarse hasta 179 dólares (138 euros) --antes eran 50 dólares-- y permanecer en el país el tiempo que estimen. La nueva normativa permite hacer negocios con EEUU en los sectores de la alimentación y las medicinas sin tener que pagar la mercancía por adelantado y en efectivo. Un intercambio que supone 700 millones de dólares (542 millones de euros) al año.

Estas medidas no han sido recogidas hasta ahora por la prensa cubana, toda orientada por el partido Comunista. "Yo soy de los pocos cubanos que no tiene a nadie en Miami", señala Mario mientras sigue con atención un partido de béisbol, el deporte nacional en Cuba. "Me enteré de estas disposiciones ayer cuando fui a comprar el pan". Mario, de 50 años, cree que si el presidente de EEUU, Barack Obama, en vez de "aflojar la mano" hubiera endurecido el bloqueo como su predecesor, el periódico oficial Granma "sí habría dicho algo al respecto rápidamente". Según dice, "aparecería una reflexión de Fidel Castro castigando a Obama. Pero como la señal es buena, entonces lo piensan y lo piensan. Se andan con cuidado y tienen razón: son muchos años de trampas", señala. La última reflexión de Fidel Castro se publicó la semana pasada bajo el título Más noticias sobre las angustias del capitalismo .

Las nuevas medidas se pusieron en marcha después de que el secretario del Tesoro, Tim Geithner, precisara que no suponían un cambio respecto al embargo vigente desde 1962. Pero estas medidas son vistas aquí como una primera señal positiva y colocan las siempre tirantes relaciones entre ambos países a un nivel similar al de antes del 2004, año en que Bush decidió endurecer el embargo.

El dinero del exilio

De momento se mantiene la prohibición de viajar a Cuba a los estadounidenses en general y las restricciones a las remesas de dinero en cuanto al monto y el grado de consanguinidad que llegan a la isla. No obstante, en el 2008, el exilio en Estados Unidos envió a Cuba un total de 625 millones dólares (unos 500 millones de euros). Es decir, un promedio de 110 dólares (88 euros) per cápita, cantidad que equivale a la mitad de lo que el país recibe por este concepto.