Alemania y los países aliados rindieron ayer homenaje a las miles de víctimas del bombardeo de la localidad de Dresde, ejecutado por cerca de 1.500 aviones británicos y norteamericanos, que lanzaron miles de toneladas de bombas sobre la capital del estado de Sajonia, hace 60 años, al final de la Segunda Guerra Mundial.

El ataque masivo que devastó Dresde, una localidad conocida como "la Florencia del Elba", acabó con la vida de unas 35.000 personas y se transformó en símbolo del sufrimiento de la población civil alemana durante el último conflicto bélico mundial.

Las actividades oficiales de conmemoración fueron ensombrecidas por la presencia de unos 5.000 neonazis que, protegidos por un número similar de policías, hicieron una demostración de fuerza encabezados por el Partido Nacional Democrático (NPD), que se declara heredero de la formación de Adolf Hitler. Los ultras definieron su manifestación, marcada por un mar de banderas negras, como una "marcha de duelo", ya que, según sus oradores, el bombardeo de Dresde fue "el peor crimen de la historia alemana".

HIROSHIMA El líder del grupo parlamentario del Partido Nacional Democrático en el parlamento regional de Sajonia, Holger Apfel, habló del bombardeo de Dresde como uno de los muchos "genocidios anglo-americanos" cometidos, lo comparó con Hiroshima y Nagasaki, y pronosticó que algo similar va a pasar en Teherán.

El alcalde de Dresde, Ingolf Rossberg, advirtió sobre el empeño de declarar al Dresde de la época nazi como "una ciudad inocente". El alcalde resaltó que "Dresde era en febrero de 1945 el mayor centro fabril de la industria de guerra de Alemania".

El canciller alemán, Gerhard Schröder, denunció la falsificación de la historia por parte de los neonazis y subrayó: "No permitiremos que se mezclen las causas con los efectos". Schröder llamó a "construir puentes" hacia la "reconciliación".