Unas maniobras militares estadounidenses y el próximo lanzamiento de un misil norcoreano han elevado la temperatura en el paralelo 38, ya de por sí caldeada. Pyongyang ha puesto en estado de alerta a sus 1,2 millones de soldados y profundizado en su retórica incendiaria, por los ensayos que EEUU y Corea del Sur emprendieron ayer y se alargarán hasta el día 20.

Las maniobras, en las que participan 26.000 soldados estadounidenses y 30.000 surcoreanos, se repiten cada año. Según estos, su función es prepararse para cualquier contingencia. Para Pyongyang, anteceden a una invasión. "Esos ejercicios solo se pueden entender en la víspera de una guerra", dijo ayer un oficial militar en la televisión norcoreana. Y amenazó con cortar el teléfono rojo con Seúl, el nexo entre dos ejércitos diseminados a ambos lados de la frontera.