Al menos una persona ha muerto hoy en la tromba de agua de hasta dos metros de altura que atravesó el centro de Toowoomba, una ciudad del noreste de Australia con una población de 90.000 habitantes, y arrastró todo lo que encontró a su paso. Las autoridades no tienen registradas más víctimas, no así los medios de comunicación que han informado de dos mujeres desaparecidas en Toowoomba y de tres niños en Gatton, otra localidad a unos 40 kilómetros al este de la primera población. Tras pasar la riada, la Policía recibió numerosas llamadas de australianos atrapados por el agua dentro de sus automóviles o en calles anegadas que pedían ser rescatados, según el subcomisario Ian Stewart. Tanto la residencia de ancianos, como el centro comercial y la biblioteca de la localidad habían sido evacuados horas antes. Una portavoz policial solicitó a todos los residentes en el área de Lockyer Creek que evacuasen sus viviendas y se dirigiesen a lugares seguros hasta nuevo aviso, por la amenaza de inundaciones a causa de las copiosas lluvias caídas. Mientras tanto, las fuertes lluvias han llegado a Brisbane, la tercera ciudad del país, con 2 millones de habitantes. Las autoridades advirtieron a la población de que se quede en casa y evite las carreteras hasta que pase el temporal, que se ha cobrado cuatro vidas desde la Navidad y once desde noviembre. Al mismo tiempo, las riadas amenazan ahora con llegar a zonas turísticas y de mayor densidad demográfica que la de las cuarenta comunidades ahora afectadas en el estado de Queensland. Las inundaciones dejaron parcialmente sumergida la localidad de Gypmie e interrumpieron el suministro eléctrico de algunas áreas de la Sunshine Coast por la crecida del río Mary. También está en alerta la Gold Coast, cuyas playas suelen estar llenas de veraneantes en esta época del año. Pero la mayor devastación sigue en el interior del estado, donde la localidad de Dalby espera la tercera serie de inundaciones en menos de tres semanas y los 70.000 habitantes de Rockhampton siguen aguardando a que baje el nivel del agua para empezar los trabajos de limpieza y reconstrucción. La primera ministra australiana, Julia Gillard, advirtió el sábado de que hará falta gastar cientos de millones de dólares para reparar los daños por las peores riadas en cinco décadas. El gobierno ha desembolsado por ahora 4 millones de dólares en asistir a los 200.000 damnificados y aprobado un fondo especial de casi 77 millones de dólares para las administraciones municipales. Las tormentas han dejado 4.000 evacuados, 1.200 viviendas anegadas y casi 11.000 dañadas en 40 comunidades afectadas en Queensland. Según estimaciones oficiales, el valor de los daños causados a las infraestructuras por las inundaciones superará los 5.000 millones de dólares, sin contabilizar todavía las pérdidas para el sector agrícola y la industria minera.