La ministra francesa de Cultura, Aurélie Filippetti, ha considerado este lunes "triste" la actitud del actor Gérard Depardieu, que quiere renunciar a la nacionalidad francesa para eludir el incremento de los impuestos previsto en Francia para las grandes fortunas y a quien se le ha concedido la rusa.

"Los grandes artistas no son siempre ejemplares en su comportamiento, pero hay que juzgarlo por sus obras", ha declarado Filippetti, en una entrevista a la emisora de radio Europe 1, en referencia al caso de Depardieu, de quien en cualquier caso ha subrayado que "es una gran personalidad que ha marcado la historia del cine francés", pero también caracterizada por "sus excesos", informa Efe.

Filippetti ha reiterado que el actor forma parte del "patrimonio cinematográfico" francés, aunque sobre su aparición junto al presidente de Rusia, Vladímir Putin, que le ha concedido la nacionalidad rusa, y su vestimenta con un traje tradicional de la región rusa de Mordovia, ha señalado: "Las imágenes hablan por sí mismas".

"Esas imágenes son tristes", ha dicho la titular francesa de Cultura, que ante la hipótesis de que Mordovia nombre a Depardieu ministro de Cultura ha respondido que "todo el mundo está harto de este folletín (...), los franceses están hartos, quieren que se hable de sus problemas".

El origen de la polémica es el proyecto del Gobierno francés de izquierdas de aumentar la presión fiscal sobre los ciudadanos que ganen más de un millón de euros (1.302.509 dólares) al año, para aplicar una gravación de hasta el 75%.

Viaje a Suiza

Por su parte, Depardieu partió el domingo por la tarde de la región rusa de Mordovia hacia Suiza, donde tiene previsto asistir este lunes a la ceremonia de concesión del Balón de Oro de la FIFA, según el portavoz del gobernador de la región citado por la agencia Interfax.

Rusia acogerá el Mundial de Fútbol del 2018, un acontecimiento que marcará su historia post-soviética y en el que Putin, estrecho aliado del presidente de la FIFA, Sepp Blatter, se ha implicado personalmente.

Depardieu fue recibido ayer con grandes honores a su llegada a Saransk, ciudad de 300.000 habitantes y capital de Mordovia (640 km al este de Moscú), donde se le ha ofrecido una casa y el cargo de ministro de Cultura de la región, menos conocida por sus atractivos turísticos que por la veintena de campos de prisioneros que acoge hoy en día, cuya creación se remonta a la época estalinista, cuando formaban parte del Gulag.