Hace un año, el agua lo cubrió todo en el Distrito Nueve. Se diría que anegó hasta el tiempo. Y si este barrio donde más del 95% de la población era negra y pobre tuviera relojes en las calles, sus esferas aparecerían empañadas, enmohecidas, con las agujas detenidas en el mismo sitio donde las encontró aquel maldito 29 de agosto. Pero no hay relojes. No hay casi nada.

Han pasado 365 días desde que los diques encargados de proteger Nueva Orleans se rindieron ante las aguas del lago Pontchartrain, enfurecidas por el Katrina . Nadie lo diría en la calle Lazardi o en Mazant. En la gran mayoría de las casas --o en lo que queda de ellas-- habitan vacío y abandono. La maleza ha conquistado otras. Y en algunas zonas la electricidad y el agua potable son intermitentes.

"Si no fuéramos negros y pobres al menos las calles estarían limpias, es algo que podían haber hecho en un año", protesta Bryant Lee, un hombre de 50 años que, pese a todo, se ha empeñado en conseguir tres tráileres del FEMA (Agencia Federal de Gestión de Emergencia) y los ha plantado junto a lo que era su casa, en el 1314 de la avenida Caffin.

Desde esta semana, y tras un largo año de estancia forzosa en Houston (Tejas), ahora vive allí con su esposa Brenda, seis hijos y dos nietos. "Nunca supe cómo añoraba mi casa hasta que estuve obligado a estar lejos", relata.

La hipoteca

Los Lee aún pagan la hipoteca de esa carcasa que no pueden habitar y tampoco pueden reparar, no hasta que reúnan alrededor de 70.000 dólares (unos 55.000 euros). No tienen vecinos. Deben conducir un buen rato para llevar a los niños a la escuela. No tienen trabajo aún. Pero mantienen el mismo espíritu que late en el resto del barrio, un extraño archipiélago de resistentes: "Lo único que puedes hacer es intentar que las cosas salgan adelante".

Ese es el motivo central aquí. Y lo es por obra y gracia de personas como los Lee y de organizaciones que han florecido por necesidad y que hacen que se hable de una revolución civil: Common Ground, Habitat for Humanity, ACORN, Las Mujeres de la Tormenta, etcétera.

Jolanda Waiters trabaja para Acción Comunitaria Total, un consejo vecinal que, gracias a una subvención, está ayudando con donaciones de 3.000 dólares (2.400 euros) a algunos de los vecinos. "Es poco pero es algo. Estamos volviendo; no nos vamos a ningún sitio; aquí hay determinación, motivación y voluntad", dice.

Lo que no quieren hacer

El domingo, Waiters estaba en la inauguración de un memorial en el barrio, monumento que ella celebra y otros denostan. "Cuando quieren hacer algo lo hacen. Obviamente hay cosas que no quieren hacer", le decía un negro a Vanessa Gueringer, presidenta en el Bajo Distrito Nueve de ACORN, un grupo que envía equipos de demolición o desguace a casas de evacuados o les coloca en una lista de espera (requisito necesario para que la ciudad no considere la casa como abandonada y se haga con ella).

Probablemente el joven sabía que hablaba a un oído cómplice, y es que Gueringer es una combativa activista de la comunidad. El alcalde, Ray Nagin, le llama por su nombre, y sabe que cada vez que ella acude a una reunión oficial llegarán preguntas difíciles. "La última vez él me preguntó: ´¿Sigues enfadada conmigo?´. Y le dije la verdad. Si no hubiera sido por grupos comunitarios y de voluntarios no estaríamos donde estamos. Si fuera por el Gobierno... Me ha ardido el corazón y la mente y necesitaba ser activa. Este es el momento para serlo. Necesitamos hacer que los políticos acepten sus responsabilidades. Yo no permaneceré callada".

Otros comparten la indignación. Joyce Costello, una encantadora señora de 80 años, limpiaba el sábado la casa en la que vivió 35 años y que ahora pretende vender. "Todo está costando demasiado tiempo", dice. "Mucha gente necesita dinero para empezar y ese dinero no está llegando". Junto a la casa están Melba Gibson y su hija, que viven en un tráiler. "Vivimos como si este país, el más poderoso y rico del mundo, no tuviera nada", se queja Gibson.

Sus palabras encienden a Tineka, su sobrina. "Estoy harta. Lo primero que deberían haber reconstruido son barrios como este, donde nació la gente de Nueva Orleans".